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jueves, 9 de julio de 2020

El Archivo

Título original: El Archivo
Dirección: Anaïs Taracena, Rafael González
Fotografía: Anaïs Taracena, Rafael González
Sonido directo: Anaïs Taracena, Rafael González, Deleón Francisco
Montaje: Carlos Valle, Anaïs Taracena, 
Producción:   
Material de archivo: Procuraduría de los Derechos Humanos, Archivo Histórico de la Policía Nacional AHPN.
País de producción: Guatemala
Año: 2017
Duración:  30 min.













El Archivo Histórico de la Policía Nacional de Guatemala es el acervo más grande perteneciente a un institución policiaca que pueda ser consultado libremente en el continente americano. 



Durante años estos archivos permanecieron ocultos en un edificio abandonado en las instalaciones de la Policía Nacional. Desde su descubrimiento en el año 2005, se rescataron la totalidad de los archivos encontrados y más de 20 millones de documentos han sido digitalizados

Este documental retrata la labor de archivística de este acervo donde los papeles cobran una labor de memoria histórica y de búsqueda de la verdad y la justicia en un país marcado por una guerra civil.


 Testigos de papel en el AHPN de Guatemala

En julio de 2005, ocho kilómetros de papeles viejos fueron encontrados, entre ratas y cubiertos de excrementos de murciélagos, en las ruinas de una construcción abandonada. Eran los restos mortales de una de las máquinas de represión en los 70 y 80 en Guatemala. Después de un intenso y discreto trabajo de archivística, de digitalización y, sobre todo, de interpretación, el Archivo Histórico de la Policía empieza a hablar. Aporta una voz potente a los procesos judiciales y a la reescritura de la sangrienta historia reciente del país centroamericano. 

Los documentos hablan 

Cuarenta y cinco mil personas que podrían contar esta historia no lo harán nunca: desaparecieron, están desaparecidos, son desaparecidos. Son parte de los 300.000 asesinados por el conflicto y la represión que asolaron Guatemala durante más de tres décadas. Sin embargo ya “testifican” 80 millones de hojas de papel que brindan su testimonio con modestia, pero con contundencia. De estos datos ya han surgido cuatro libros y al menos ocho procesos judiciales llevados por crímenes contra la humanidad. Estos legajos son tratados con los más modernos métodos de análisis por un grupo de técnicos, académicos y activistas de derechos humanos. Su trabajo es ayudar a los documentos a contar las historias que la misma historia ha intentado olvidar. Todos los funcionarios entrevistados que trabajan en el archivo, sin excepción, hablan de éste como la misión de sus vidas. “Mi record personal sugiere que yo soy el hombre menos indicado para ser el director de un archivo policial, pero fue lo que me tocó”, bromea el coordinador del AHPN, Gustavo Meoño, un ex-militante guerrillero que dirigió la fundación Rigoberta Menchú y que pasó a liderar el proceso de reorganización del archivo policial más grande de América Latina.  



El milagro 

Meoño considera un milagro que el archivo exista, pero le da una explicación más terrenal. La Policía Nacional, disuelta después de la firma de la paz en 1996, requería de una organización bien controlada para cumplir sus objetivos. “Una burocracia, por necesidad, conserva sus registros porque son útiles para su funcionamiento”, dice Meoño, y hace una analogía de los registros detallados de los movimientos de trenes que cargaban a los detenidos.

Se hizo limpieza, quedan las telarañas 

El archivo del que se habla en los más importantes foros de archivística del mundo, ese que ha llevado al banquillo a algunos de los personajes más buscados de la historia reciente de Guatemala, está escondido entre callejones de un barrio obrero de la zona 6 de la capital de Guatemala, lo rodea la escuela de la recién fundada Policía Nacional Civil y un predio que apila cientos de carcasas de coches viejos. Está en un terreno del Ministerio de la Defensa, un predio del Ministerio de Gobernación, y en la jurisdicción archivística del Ministerio de Cultura. Es un cuerpo funcional financiado y equipado por donaciones de instituciones de más de diez países. El Estado de Guatemala no tiene un presupuesto para su mantenimiento. La cooperación internacional permite que haya un buscador de datos básicos en el sitio de la Universidad de Texas, y un respaldo completo resguardado en Suiza que se actualiza regularmente conforme los técnicos y profesionales avanzan en la limpieza y digitalización de miles y miles de folios. En paralelo el estadístico Patrick Ball, de Human Rights Data Analysis Group y perito en el juicio por genocidio contra el ex-dictador José Efraín Ríos Montt y el ex-jefe de inteligéncia José Mauricio Rodríguez Sánchez, coordina un trabajo de estimativa del tamaño y contenido de las colecciones del archivo a través de muestras de los documentos.  



El descubrimiento casual 

En 2005, los vecinos de la zona 6 presentaron una denuncia ante la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH), pues temían que el depósito de armas y explosivos, guardados de manera precaria en lo que parecía un terreno abandonado, pusiera sus vidas en riesgo. El predio, acorralado entre chatarra y lleno de laberintos sombríos en sus entrañas, había sido la construcción fallida de un hospital policial, la sede del Cuerpo Dos de la policía y el sitio del que se rumoraba haber sido centro de detenciones y torturas entre los años 70 y 80. Un historiador acompañaba a la comisión que verificaba la retirada del armamento. Curioso, vio por una ventana montañas de papeles; le intrigaron los candados en las puertas. Así, entre escombros, tierra y moho, apareció el archivo cuya existencia se venía negando desde que la Comisión de Esclarecimiento Histórico solicitara los documentos de la Policía Nacional. Fiscales, defensores de derechos humanos y familiares de desaparecidos se apostaron ante las puertas de aquel hallazgo. Permanecieron en vela hasta que los sucios papeles tuvieran resguardo para responder a cientos, miles de preguntas, acumuladas en 36 años de guerra. Hace cinco años, Meoño decía a los periodistas que serían sus hijos o quizás sus nietos quienes concluyeran su tarea. El coordinador ahora calcula unos diez años y la tecnología va avanzando. Los procesos judiciales apenas empiezan, la reconstrucción histórica y los procesos de reconciliación después de 17 años de la firma de la Paz son embrionarios, y el Archivo Histórico se ha constituido en un engranaje que gira tímida y silenciosamente para ayudarlos a avanzar.  


El rompecabezas de los recuerdos 

Encontrar las respuestas entre 8 km lineales de folios parecía imposible. Fue solicitado el apoyo de la archivista Trudy Peterson, que ya había dirigido los trabajos en el archivo de Kremlin, en Rusia. Peterson estaba a punto de jubilarse, pero cuando vio aquello, decidió aplazar el retiro y poner orden al que es quizás el trabajo más grande de su vida. La primera instrucción de Peterson a los activistas que ahora iniciaban su carrera de archivistas fue que había que poner orden. Necesitaban meterse en la cabeza del que creó y ordenó los datos. Organizar los documentos requirió entender la estructura, la jerarquía, las diversas instituciones que iban cambiando de nombre al largo de más de un siglo de burocracia. Así como los antropólogos de la Fundación de Antropología Forense (FAFG) buscan el pasado soterrado y recomponen los huesos de las víctimas, así también se ordenan los restos del que fue un cuerpo represivo que actuó de la mano del ejército. Era preciso identificar los órganos vitales, hacer un estudio de la anatomía institucional.


Fuentes de información: Artículo por Alejandra Gutiérrez Valdizán y Marcelo SoaresArtículo realizado en el taller “Periodismo sensible a los conflictos”, organizado por la DW Akademie en cooperación con el Archivo Histórico de la Policía Nacional. Editor: Roberto Herrscher. Guatemala, noviembre de 2013.,


miércoles, 4 de marzo de 2020

Cuando las montañas tiemblan - When the Mountains Tremble

Título original: When the Mountains Tremble
Dirección: Pamela Yates, Newton Thomas Sigel
Música: Rubén Blades
Fotografía: Newton Thomas Sigel
Producido por: Peter Kinoy 
Intervienen: Rigoberta Menchú Susan Sarandon
Productora: Skylight Pictures
País de producción: Estados Unidos
Año: 1983
Duración: 83 min.
















Un documental sobre la guerra entre el ejército guatemalteco y la población maya, con testimonios de primera mano por la ganadora del Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú.  




Los testimonios de Rigoberta Menchú, ganadora del Premio Nobel de la Paz en 1992, amplían el panorama sobre los abusos de las fuerzas de seguridad guatemaltecas contra su pueblo y otras comunidades indígenas en el despojo de sus tierras. El enfrentamiento en la Embajada de España en 1980 que tomó la vida de más de 30 personas, incluido su padre, acentuó la represión hacia la sociedad civil. El documental fue presentado en Estados Unidos en 1983 y ganó el Premio del Jurado en el Festival de Cine de Sundance, pero tuvieron que pasar 20 años para que pudiera estrenarse en Guatemala.




INFORMACIÓN DE CONTEXTO 
Historia reciente de Guatemala 

Luego de 30 años de impunidad, en enero de 2012 un juz-gado guatemalteco acusó al ex dictador de GuatemalaEfraín Ríos Montt de haber cometido crímenes contra lahumanidad. Contrario a lo que cabía esperar, dados los an-tecedentes de la justicia guatemalteca, fue acusado dehaber cometido genocidio en la década de los 1980s encontra del Pueblo Maya pobre. En 1982, Pamela Yates, una joven y novel cineasta, se valióde su aparente ingenuidad para lograr un acceso sin prece-dentes   a   Ríos   Montt,   sus   generales   y   la   guerrilla   deizquierda, quienes libraban una guerra clandestina en lasmontañas profundas de Guatemala. Así surgió la películaCuando las montañas tiemblan(1983), que reveló que elejército   de   Guatemala   estaba   matando   población   civil Maya. Tal y como apunta Yates en su extraordinario docu-mental que da seguimiento a la temática, Granito de arena,cómo atrapar a un dictador, Guatemala “abrazó mi alma ynunca más me soltó.” Treinta años más tarde, Cuando lasmontañas tiemblan volvió al centro de la vida de Pamelacuando la buscó una abogada española que investigaba elrégimen de Ríos Montt. La abogada creía que el primer filmde Yates y su material fílmico inédito podrían contener ev-idencia que permitiría presentar una acusación por geno-cidio, en el marco de la legislación internacional


Fuentes de información: PBS, IMDB, Filmaffinity, Wikipedia.





domingo, 3 de mayo de 2015

Seré asesinado

Título original: I will be murdered
Dirección y guión: Justin Webster
Producción: Sumpta Ayuso y Carlos del Valle
Producción ejecutiva: JWProductions, Antàrtida Produccions, BBC Storyville y más
Fotografía: Lucas Gath
Música: Camilo Sanabria
Paises de producción: España, Guatemala, Dinamarca y Reino Unido
Año: 2013
Duración: 85 min.









Sinopsis

Seré asesinado retrata la oscura realidad del asesinato del abogado guatemalteco Rodrigo Rosenberg. Un caso que dio la vuelta al mundo a través del vídeo que la víctima grabó antes de su muerte donde denunciaba su inminente asesinato en manos del presidente del país, y que tuvo una enorme viralidad en Youtube. Una historia de asesinato, amor e intrigas políticas que se desatan cuando este carismático abogado, muerto a tiros en la calle, apareció en YouTube prediciendo su propia muerte y nombrando a los culpables.*1



La realidad a través de los géneros de ficción

Difícil hablar de Seré asesinado sin destripar parte de la historia, pero que no cunda el pánico. Y es que se trata de un documental tan rico que se puede abordar desde distintos prismas sin por ello 'spoilearlo'. Así pues, la necesidad de ver este documental responde a varios aspectos. Por un lado, su exquisita narración: Seré asesinado logra, a través de tres ejes narrativos, desenmarañar un complicado ovillo, el de una historia enrevesada e inverosímil. Con gran maestría Justin Webster va dosificando los acontecimientos para facilitar la compresión de los hechos, y a la vez para mostrarlos tal y como los conoció la sociedad guatemalteca. De este modo recrea todo un proceso de estupor social a través de una estructura y un ritmo de thriller que ayudan a entender mejor lo sucedido, y que por momentos recuerdan a la mejor tradición de la ficción policiaca y de espías, desde John Le Carré a The Wire.

Sin olvidar que se trata de cine documental, la historia parece inspirada también en otros géneros de ficción como la tragedia, y casi se podría decir que el western, sin por ello abandonar los hechos reales. Seré asesinado retrata a personajes que parecen dibujados bajo la sombra de arquetipos clásicos, ubicados en dilemas y encrucijadas que los abocan a difíciles decisiones y dolorosos actos.

Pero pese a esta hipotética mezcolanza de géneros no estamos hablando de ficción sino de cine documental, bajo el que hay un rastreo profundo de la realidad. Seré asesinado se apoya en una exhaustiva investigación y en una riquísima recopilación de material (entrevistas, testimonios, documentos oficiales, cortes de la televisión del momento, videocámaras callejeras reales, fotos y vídeos familiares...) a través de los que se llega a reconstruir la investigación que en su momento lideró el fiscal Carlos Castresana al frente del CICIG (Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala).

Además del brillo narrativo y esa gran labor de investigación, Seré Asesinado sirve como retrato de Guatemala, situándonos en un contexto nacional de violencia, corrupción, sicariato, conspiraciones, impunidad, y polarización política, hijos todos de la desigualdad. Un contexto de tensión agravado en la región si se tiene en cuenta que -aunque no se menciona en el documental- los hechos que se narran son simultáneos al golpe de estado en Honduras contra el gobierno de Manuel Zelaya.

Y por último, es necesario ver Será asesinado puesto que sirve para transmitir un pequeño mensaje de cierta esperanza en la justicia. Un mensaje de esperanza para los guatemaltecos que vieron que el sistema judicial era capaz de resolver un caso sin suspicacias. Que pudieron ver cómo el sistema por una vez parecía funcionar pese a las trabas que se le pusieron (y pese a que muchos sigan sin aceptar el veredicto). Y un mensaje de esperanza y de aliento para los que todavía creen que la justicia debe seguir adelante.

Seré asesinado logra no posicionarse del lado de nadie, más que del de la verdad. Investiga como si se tratase de un buen fiscal, buscando certezas y huyendo de prejuicios. Únicamente narra los hechos, sin por ello obviar opiniones y testimonios. Narra la realidad, una de tantas realidades en las que se inspiran los géneros de la ficción.


Fuentes de información: *1FilmAffinity, imdb y iwillbemurdered.com 
Alejandro Sanz Angulo para Naranjas de Hiroshima.




 




domingo, 6 de abril de 2014

Granito de Arena


Título original: Granito de Arena. En busca de la verdad y justicia en Guatemala
Dirección y guión: Pamela Yates
Fotografía: Melle van Essen
Edición: Peter Kinoy
Música: Roger C. Miller
Reparto: Rigoberta Menchu, Freddy Peccerelli, Alejandra García, Kate Doyle, Antonio Caba Caba, Gustavo Meano, Almudena Bernabeu, Naomi Roht-Arriaza, Pamela Yates
País de producción: E.E.U.U.
Año: 2011
Tiempo: 100 min











A veces una película hace historia, no sólo la documenta. Así ocurre con Granito de Arena, el asombroso nuevo documental de Pamela Yates. En parte thriller político, en parte memorias, Yates nos transporta atrás en el tiempo a través de un fascinante y evocador relato de un genocidio y vuelve al presente de la mano de unos personajes unidos por el destino y por la búsqueda para llevar a un dictador terrible ante la justicia.*1


Pamela Yates: cine por el cambio colectivo
Por Guadalupe Carril y Ulises Rodríguez el para Cubadebate 

30 años atrás Pamela fundaba una productora para realizar cine independiente con compromiso social. De esa manera llegó a Guatemala y registró con su cámara la represión que sufría el pueblo maya durante la dictadura de los años 80´: “El único genocidio que ocurrió en América en el siglo XX fue en Guatemala y nadie lo sabe, por esta razón hice la película”, afirmó la cineasta.

El gobierno de facto que soportaron los guatemaltecos en 1982 fue auspiciado -una vez más- por la CIA y se cobró la vida de más de 200 mil personas. Grupos de resistencia organizados desde la montaña lucharon – y siguen haciéndolo- para defender su derecho a vivir dignamente en la tierra que los vio nacer.

Gracias a la reveladora obra de Pamela Yates se logró condenar al General Efraín Ríos Montt como principal responsable por la represión estatal en Guatemala. Cuando la joven cineasta se enfrentó a este tirano, en plena dictadura, le hizo las preguntas que nadie se había atrevido hasta ese momento. Logró la confianza de un alto mando del ejército y desde un helicóptero en el que casi pierde su vida mostró la lucha desigual entre los guerrilleros y las fuerzas represivas del Estado.

Como ciudadana estadounidense, Pamela demostró conscientemente el mal que su país provoca -y ha provocado históricamente- cada vez que apoya golpes de Estado y sangrientas dictaduras. “Siento la responsabilidad de contarle al resto de los norteamericanos y al mundo entero el mal que ha causado Estados Unidos a Guatemala desde que apoyó el golpe a Jacobo Arbenz en 1954”, contó la cineasta.

La directora que tomó como propia la lucha de la guerrilla en la selva cuando filmó su primera película Cuando las montañas tiemblan en 1982, durante muchos años se sintió “culpable de no haber podido hacer lo suficiente para evitar tantas muertes”. Ella misma reafirmó que la vida le dio “una segunda oportunidad” y pudo, por medio de una entrevista, tener la evidencia clave para  llegar hacer Justicia.

Así fue como esta mujer estadounidense militante de los Derechos Humanos desenmascaró a un genocida, lo llevó a prisión y demostró al mundo entero que el cine documental también es una herramienta de lucha.

Pamela Yates, Guatemala 1982.


Fuentes de información: Derecho a Ver, Cubadebate*1 PBS



martes, 19 de marzo de 2013

María en tierra de nadie


Título original: María en tierra de nadie
Dirección: Marcela Zamora
Guión: Marcela Zamora
Producción: Marcela Zamora, Edu Ponce, Oscar Martinez
Fotografía: Keren Shayo
Montaje: Leopoldo Nakata
Diseño Sonoro y mezcla: Gina Villafañe
Música: Leticia Servín & Sigried Masías
Formato: MiniDV, Color
País de producción: México, El Salvador, Guatemala
Año: 2010
Duración: 90 min.










Fue a orillas del río Suchiate, que marca la frontera entre Tecún Umán, Guatemala, y Ciudad Hidalgo, en el estado mexicano de Chiapas, que entre octubre del 2008 y diciembre del 2009 la documentalista Marcela Zamora Chamorro empezó a seguir a varias mujeres centroamericanas en su travesía hacia Estados Unidos, a donde muchas jamás llegaron.

Su documental “María en tierra de nadie” recoge fuertes testimonios nunca antes mostrados de lo vivido en la cruel ruta de algunas de estas mujeres y sobrevivientes, y de la impotencia de familiares que nunca más volvieron a ver a sus hijas, madres, tías, hermanas, cuando éstas emprendieron el viaje hacia el norte.

Zamora, quien estuvo recientemente de visita en Chicago, explicó que se dio cuenta de que la migración centroamericana tenía un rostro masculino, porque siempre en los medios de comunicación eran los hombres y no las mujeres los que daban testimonio.

“Las mujeres siempre se quedaban calladitas, en las esquinas, con su ‘matate’ encima de problemas, porque hablar para las mujeres es abrir heridas y al abrir heridas sos débil y lo menos que podés ser en el camino es ser débil. Tenés que ser dura”, contó Zamora.

“Entonces la mujer no habla, nunca se presta para hablar, por eso yo quise darle voz a las mujeres para contar la historia desde este punto de vista”, agregó.

El documental narra la historia de dos salvadoreñas que buscan migrar, y de una madre de 60 años que hace la ruta en busca de su hija desaparecida en territorio mexicano.La cinta también destaca el papel clave que están jugando los albergues en informar a esta población sobre los peligros del cruce, así como en sacar a la luz la explotación de estas personas a manos de organizaciones criminales.

Además, incluye experiencias de mujeres secuestradas por la organización criminal conocida como “Los Zetas”, y de víctimas de tráfico sexual o mutiladas en el camino, así como la historia de solidaridad de Las Patronas, mujeres en el sur de México que ayudan dando comida a los migrantes que viajan en los trenes.

Zamora estuvo acompañada por Óscar Martínez, del diario salvadoreño El Faro, por la documentalista israelí Keren Shayo, los fotógrafos españoles Edu Ponces y Toni Arnau y el argentino Eduardo Soteras, como parte del proyecto “En el camino”.


Fue así como el equipo de comunicadores se lanzó a hacer el recorrido que realizan miles de inmigrantes centroamericanos indocumentados a través de territorio mexicano. Como producto de dicho proyecto surgieron el libro de fotografía “En el camino. México, la ruta de los migrantes que no importan”, y el libro de crónicas “Los migrantes que no importan”, que fueron editados durante siete meses por las editoriales españolas Icaria y Blume. Pero también querían imágenes vivas.

“Ellos me invitaron a hacer un cortometraje y cuando nos dimos cuenta, eso era como para 20 largometrajes. Yo comencé a viajar con ellos y me di cuenta del tema que quería tratar, que era sobre mujeres”, indicó Zamora.

El documental fue postproducido durante ocho meses entre México y la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de Los Baños, Cuba, auspiciado por el Open Society Institute, la Fundación Ford, y el grupo de litigio en derechos humanos i(dh)eas, de México.

Con respecto al título, “María en tierra de nadie”, Zamora dijo que alude a la peregrinación de María, que busca posada para tener a Jesús.

“Todo el mundo les cierra las puertas y es un poco lo que pasa con las mujeres migrantes. Las únicas personas que les  abren las puertas son los miembros de la iglesia, de diferentes iglesias”.

Una vez que terminó el documental, Zamora dio seguimiento a sus personajes durante casi un año.

“Porque yo creé un vínculo. Aquí vos dejás algo. El documental es un discurso, no es periodismo. Los documentales sociales en el fondo son activismo. Este documental no lo estoy haciendo para que la gente diga qué lindo, qué buenísimo, es para crear reacción”.

Zamora nació en Nicaragua, pero tiene nacionalidad salvadoreña.  Estudió periodismo y comunicación en Costa Rica, donde hizo su primer trabajo audiovisual sobre los inmigrantes nicaragüenses. Ha vivido en México, donde durante un año trabajó en el documental “Xochiquetzal. La casa de las flores bellas”, de un albergue en el barrio de La Merced, en el que conviven prostitutas ancianas. También ha residido en Venezuela, donde fue asistente de dirección para un documental que abordó la nacionalización de la industria petrolera y otro sobre dos de las favelas más grandes de Caracas.*1
 

Fuentes de información: *1 Artículo de Fabiola Pomareda publicado en  Contratiempo, IMDBEntrevista a Marcela Zamora en A Sala Llena, Marcela Zamora



lunes, 28 de mayo de 2012

La Bestia

Dirección: Pedro Ultreras.
Guión: Pedro Ultreras.  
Fotografía en C.: Pedro Ultreras.  
Edición: Leo Buono.  
Producción: Leo Buono, Hiram González, Saul Gutiérrez, Pedro Ultreras.
País de producción: E.E.U.U., El Salvador, Guatemala, México  
Año: 2010
Duración: 77 min.















Por décadas cientos de migrantes centroamericanos han perdido sus sueños, parte de sus cuerpos y hasta su vida tratando de cruzar México de manera ilegal, colgados de trenes de carga conocidos como La Bestia. En México son discriminados, violados, asaltados, humillados y con frecuencia golpeados o asesinados. Los migrantes centroamericanos son presa fácil de las autoridades mexicanas de todos los niveles, el crimen organizado, pandilleros, maquinistas de trenes y hasta de personas civiles.

Para filmar este documental, Pedro Ultreras arriesgo su vida al montarse en los trenes de carga y cruzar México con cientos de migrantes centroamericanos. La Bestia es una desgarradora historia que muestra el sufrimiento más profundo al que un migrante se pueda enfrentar.*1

En 1999 cerró definitivamente la estación de ferrocarriles de Buenavista. Tiempo atrás se venían cerrando otras estaciones en distintas partes de la República. Con ello se canceló definitivamente un logro de principios del siglo XX en México: el transporte ferroviario de pasajeros. Actualmente sólo quedan algunas rutas de carga (las pocas dos o tres de pasajeros sólo son turísticas). Cargan mercancías, en forma de bienes y, desgraciadamente, de personas. Desde la frontera sur, en Ciudad Hidalgo, colindante con Guatemala, hasta las principales ciudades de la frontera norte, circula una de las mayores vergüenzas nacionales. La bestia o El tren de la muerte, devora a miles de centro y sudamericanos. Viajan sobre los vagones, entre ellos y expuestos a todo, incluida la peor amenaza: el hombre. Sea en forma de policía migratoria, de zetas, de asaltantes, violadores, extorsionadores, secuestradores y demás escoria insensible, estos criminales, junto con las autoridades ciegas, sordas y corruptas, son los responsables de que la ruta del sureste del tren de carga sea descrita por la gente que se atreve a hacerla como uno de los peores infiernos que la mente pueda imaginar. Las ruedas del tres mutilan o matan a quien vence el sueño, el cansancio  o a quien busca escapar de un asalto. Los asaltantes también mutilan y matan, pero además vejan, violan, humillan, secuestra, despojan , asesinan y destruyen ilusiones que de toda maneras difícilmente se habrían de realizar.

El padre Alejandro Solalinde, una de las principales voces  que lleva años denunciando el maltrato que todos los días sufren cientos de inmigrantes que cruzan el país, se pregunta cómo es posible que se les deje subir al tren, en principio de cuentas. Porque hay gente que supervisa los vagones, los carga y engancha; y hay maquinistas y vigilancia y gente que no puede no verlos encima de los vagones. Una posible repuesta, afirma  otro sacerdote defensor de los derechos de los migrantes que cruzan por el país, es el sometimiento de México a las peticiones del gobierno estadounidense de dejar pasar una cierta cantidad de gente hacia el norte. Con esto, la mano de obra barata (por no llamarles esclavos) sigue fluyendo y el mercado de extorsión y abuso de gente en ambos lados de la frontera se mantiene, beneficiando tanto a los criminales ejecutores como a los cómplices que despachan desde cómodas oficinas y cobran un salario que se les paga con dinero público.

Esta degradante y cruda realidad que todos los días pasa apenas a las afueras de la ciudad de México, está documentada en La bestia, de Pedro Ultreras (2010). Los testimonios de hondureños, nicaragüenses, salvadoreños y guatemaltecos, hombres y mujeres, no deja espacio para justificar la cadena de crímenes más inhumanos que pueda infringirse a grupo migrante alguno en el mundo. Pasan los años y no hay una voluntad seria y firme de parte de los legisladores y las autoridades policiacas para poner fin a esta hostilidad. Para cada vez más gente del centro y sur de América, cruzar por México con rumbo a Estados Unidos es sinónimo de muerte física y moral. Mientras que migración y la policía trabajan de la mano con la delincuencia, mujeres de buen corazón en Chiapas, Oaxaca, Veracruz y otros estados, salen al paso del tren con botellas de agua atadas y bolsas con alimentos que los migrantes cogen al vuelo.

México, el mayor expulsor de personas del mundo (en algún momento en años recientes hasta 500  mil al año) por la incapacidad del gobierno de garantizar salud, trabajo y seguridad, debería ser el último país en atreverse a exigirles algo a los migrantes de paso. Y menos aún por tratarse de pueblos histórica y culturalmente más afines que el vecino del norte.  El México que el siglo pasado abrió sus puertas y acogió a víctimas de abusos, hoy, por sus autoridades ciegas, sordas, incompetentes , corruptas y pusilánimes,  es un aterrador hoyo negro en el que la gente muere, sufre y desaparece.*2

Fuentes de información: Pedro Ultreras, *2 Espacio Perdido, *1 Cineteca Nacional.