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lunes, 25 de diciembre de 2023

Mi viejo rebelde

Título original: Mi viejo rebelde
Dirección: Ana Bayer
Guion: Ana Bayer
Intervienen: Osvaldo Bayer, Ana Bayer.
País de producción: Argentina
Año: 2019
Duración: 69 min.


 

 

 

 

 

 

 

 



Retrato íntimo de un imprescindible


Ana Bayer es la responsable de este documental “casero”, en el que se refleja la cotidianidad del escritor y periodista.(...)

La patria de Osvaldo Bayer es la rebeldía. “Me he propuesto no tener piedad con los despiadados. Mi falta de piedad con los asesinos, con los verdugos que actúan desde el poder, se reduce a descubrirlos, dejarlos desnudos ante la historia y la sociedad y reivindicar de alguna manera a los de abajo, a los que en todas las épocas salieron a la calle a dar sus gritos de protesta y fueron masacrados, tratados como delincuentes, torturados, robados, tirados en alguna fosa común”, explicó el periodista, historiador y escritor. Esta vez su cumpleaños no se celebrará en “El Tugurio”, nombre que le puso Osvaldo Soriano a la histórica casa de Belgrano, sobre la calle Arcos. 



“Los años tienen su significado, cada año que pasó en esta Argentina, plena de historias y de desgracias. Yo estoy muy satisfecho de la vida que hice, aunque pagué bien caro todas las acciones por más democracia. Cuántos héroes tuvimos, olvidados completamente, que dieron su vida, exiliados por el destino del país”, dice Osvaldo en un breve video filmado en el patio de su casa, rodeado de sus plantas y libros –esos seres que él define como “sabios” por el silencio que guardan– en los días previos a su cumpleaños. El autor de excepcionales ensayos como Los anarquistas expropiadores, Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia y La Patagonia rebelde admite que “fue hermoso seguir de cerca el destino del país; interpretar la historia y llevarla a cabo, en un país lleno de historias y de traiciones también al espíritu democrático”. 

El viejo rebelde pelea y resiste. Nadie acallará su voz. No pudieron hacerlo cuando tuvo que exiliarse en Alemania en 1975, después de que “los heraldos negros” prohibieron su obra y lo amenazaron de muerte. ¿Hay mejor regalo, para sus lectores, que escucharlo y volverlo a leer todas las veces que sean necesarias?  “Lo mejor que podemos hacer en nuestras vidas es tratar de llevar a cabo el destino, el ímpetu, de todos aquellos que querían un país bien democrático, un país de la igualdad –plantea el autor de la novela Rainer y Minou–. Seguiremos luchando para que nuestra rica historia se vea cada vez más cerca, y para que aprendamos de nuestros héroes diarios, cuánto hicieron. No demos pasos atrás; más democracia, más igualdad”.



Ana, la hija de Osvaldo, cuenta a Página12 que Mi viejo rebelde es una película “muy casera”, una especie de retrato íntimo del historiador y periodista. “Desde siempre he filmado a mi padre en privado, con su humor, sus cosas cotidianas, pero también su trabajo, sus comentarios, las charlas con la familia. Es el ojo de la hija, en el que prevalece seguramente lo familiar, pero creo que justamente es eso lo que hace más humano a Osvaldo para el que lo conoce por sus obras. No soy profesional del cine, pero en este caso hice este film para mi padre, para su cumple. No busqué la perfección de la imagen, sino más que nada quise documentar mucha vida vivida juntos”. Lejos de eclipsar la imagen pública del autor de Rebeldía y esperanza, En camino al paraíso, Ventana a Plaza de Mayo y Fútbol argentino, Ana bucea en lo doméstico, lo que no se ve ni se conoce puertas adentro. El espíritu combativo de su padre –ella bien lo sabe– es conocido. Si antes denunció la explotación y muerte de peones rurales en la Patagonia y acompañó a las Madres de Plaza de Mayo, ahora apela al ingenio de la palabra para protestar contra el avasallamiento de los derechos humanos y sociales del gobierno de Mauricio Macri, que para Osvaldo, ya lo ha dicho, “es como volver a la Edad Media”.

El año pasado publicó una bella y dolorosa carta por la desaparición de Santiago Maldonado. “Detrás del rostro de otro desaparecido, andaremos sin desandar ni un solo milímetro recorrido”, alentó Bayer en este texto que se publicó en La garganta poderosa. “Y a ustedes, hermanas, hermanos mapuches, los abrazo una vez más en la misma lucha, en la misma resistencia, en la misma dignidad, esa que nació hace siglos y vale la pena reconocer, porque no sólo supo trascender, también se supo hacer valer a fuerza de conciencia, sin ejercer más violencia que los saberes organizados, frente a ejércitos de robots armados”. 

 


Luego del asesinato de Rafael Nahuel, en el marco de una nueva represión al pueblo mapuche, el historiador grabó un video en el que cuestionó el accionar de la Justicia y las fuerzas represivas. “Señor Juez Villanueva, usted es quien ordenó un desmedido operativo en el que participó la Policía Federal para apresar a los miembros de la comunidad mapuche del Lof Lafken (...). Y para garantizar el desalojo y la represión cortó la Ruta 40 en un radio de diez kilómetros con la Gendarmería Nacional contra familias mapuches, la mayoría de ellos mujeres y niños, vulnerando todos los reconocimientos legales e internacionales”.

El viejo rebelde prometió que vivirá hasta los 100 años. Hay que ver sus pestañas haciendo cabriolas en el marco de su mirada cristalina cuando habla de su “amada” Marlene Dietrich, la actriz y cantante alemana que puntualmente todas las noches sigue cantándole canciones, justo cuando Osvaldo cierra los ojos y empieza a soñar. El sueño –y la lucha– continúan.


Este artículo fue publicado originalmente el día 17 de febrero de 2018 en Página12 

Fuentes de Información: Artículo publicado por Silvia Friera en Página12, FilmAffinity, Osvaldo Bayer Página Oficial.


Ver documental completo en Youtube.

martes, 5 de diciembre de 2023

Varda por Agnès

Dirección: Agnès Varda, Didier Rouget
Guion: Agnès Varda Didier Rouget Sonido: David Chaulier Alan Savary
Fotografía: François Décréau Claire Duguet Montaje Agnès Varda Nicolas Longinotti
País de producción: Francia
Año: 2019
Duración: 115 minutos
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Crítica de “Varda por Agnès”, de Agnès Varda
Por Víctor Esquirol

 

Dos meses antes de su muerte, la extraordinaria realizadora de Cleo de 5 a 7 y Sin techo ni ley presentó en la Berlinale 2019 esta suerte de carta de despedida, un ensayo testamentario con su visión del arte... y de la vida.



Se abre el telón (de Varda por Agnès) y en el escenario de un teatro abarrotado reconvertido en cine aparece una figura familiar. La considerada como “abuela de la Nouvelle Vague” está sentada en una de esas sillas plegables que el imaginario colectivo conecta inmediatamente con la de un director o directora de cine. En el invierno de su vida, la creatividad veraniega de la cineasta nacida en Ixelles se enfría en pos de una calma, pausa y clarividencia retrospectiva… fundamentada en un muy saludable gusto introspectivo.

Los títulos de crédito con los que se abre este documental autobiográfico recuerdan más bien (por formato, duración y presentación) a los de cierre de cualquier película. Así empieza Varda la crónica de una carrera alimentada por el mantra triplicado de la búsqueda de la inspiración, el amor por la creación y el gusto por compartir. Este esquema sencillo pero compuesto con piezas preciosas (perennes en la reivindicación de un espíritu vitalista que nos anima a experimentar; a descubrir) llega ahora rebajado en sus dos primeros elementos, pero elevado a la enésima potencia en lo que se refiere al tercero. Lo que pretende ahora Varda es, efectivamente, mirarse al espejo (gesto que ya insinuaba en su anterior trabajo, Visages Villages dirigido junto a Jean René) y que nadie se interponga entre ella y un reflejo que sigue estando sujeto a interpretaciones.

De lo que se trata aquí es de impartir una clase magistral: volcar sabiduría, sí, pero sin dialogar con el alumnado, lo cual para nada presupone la falta de capacidad comunicativa de la profesora. Al contrario. El gusto innovador de esta incombustible artista multidisciplinar se apaga aquí para dar mayor nitidez a una recopilación levantada a partir de la máxima de que a la artista se la conoce a través de su arte. El collage de películas propias no plantea ningún reto. No está especialmente inspirado, se podría decir, pero por esto mismo es exageradamente entendedor… y por esto inspira. El compendio (de batallas, de conquistas, de ocurrencias… de lecciones) trata sobre ella misma, está manejado por ella misma, pero va dirigido a todo aquel y aquella que quiera recordar, quién sabe si hallar por primera vez.

La maestra que se movía entre el tiempo objetivo y el subjetivo vuelve a hacer virguerías con las agujas del reloj, y nos hace saltar constantemente en un calendario (vital, artístico) que, como el mejor cine, nos habla precisamente de unos tiempos en permanente cambio. Arte que habla de lo que sabe para hacernos llegar a aquello que desconocemos. “Ver, pensar y no olvidar”, es la combinación ganadora que esgrime ahora Varda. Queda inmortalizado así el cine de lo efímero, cuyas imágenes e ideas están hermanadas por el propósito de permanecer. Éste es, al fin y al cabo, el objetivo final de Varda por Agnès, logrado, cómo no, por Agnès Varda. Esto es, asegurar por medios propios la supervivencia de la vida misma.