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martes, 19 de marzo de 2013

María en tierra de nadie


Título original: María en tierra de nadie
Dirección: Marcela Zamora
Guión: Marcela Zamora
Producción: Marcela Zamora, Edu Ponce, Oscar Martinez
Fotografía: Keren Shayo
Montaje: Leopoldo Nakata
Diseño Sonoro y mezcla: Gina Villafañe
Música: Leticia Servín & Sigried Masías
Formato: MiniDV, Color
País de producción: México, El Salvador, Guatemala
Año: 2010
Duración: 90 min.










Fue a orillas del río Suchiate, que marca la frontera entre Tecún Umán, Guatemala, y Ciudad Hidalgo, en el estado mexicano de Chiapas, que entre octubre del 2008 y diciembre del 2009 la documentalista Marcela Zamora Chamorro empezó a seguir a varias mujeres centroamericanas en su travesía hacia Estados Unidos, a donde muchas jamás llegaron.

Su documental “María en tierra de nadie” recoge fuertes testimonios nunca antes mostrados de lo vivido en la cruel ruta de algunas de estas mujeres y sobrevivientes, y de la impotencia de familiares que nunca más volvieron a ver a sus hijas, madres, tías, hermanas, cuando éstas emprendieron el viaje hacia el norte.

Zamora, quien estuvo recientemente de visita en Chicago, explicó que se dio cuenta de que la migración centroamericana tenía un rostro masculino, porque siempre en los medios de comunicación eran los hombres y no las mujeres los que daban testimonio.

“Las mujeres siempre se quedaban calladitas, en las esquinas, con su ‘matate’ encima de problemas, porque hablar para las mujeres es abrir heridas y al abrir heridas sos débil y lo menos que podés ser en el camino es ser débil. Tenés que ser dura”, contó Zamora.

“Entonces la mujer no habla, nunca se presta para hablar, por eso yo quise darle voz a las mujeres para contar la historia desde este punto de vista”, agregó.

El documental narra la historia de dos salvadoreñas que buscan migrar, y de una madre de 60 años que hace la ruta en busca de su hija desaparecida en territorio mexicano.La cinta también destaca el papel clave que están jugando los albergues en informar a esta población sobre los peligros del cruce, así como en sacar a la luz la explotación de estas personas a manos de organizaciones criminales.

Además, incluye experiencias de mujeres secuestradas por la organización criminal conocida como “Los Zetas”, y de víctimas de tráfico sexual o mutiladas en el camino, así como la historia de solidaridad de Las Patronas, mujeres en el sur de México que ayudan dando comida a los migrantes que viajan en los trenes.

Zamora estuvo acompañada por Óscar Martínez, del diario salvadoreño El Faro, por la documentalista israelí Keren Shayo, los fotógrafos españoles Edu Ponces y Toni Arnau y el argentino Eduardo Soteras, como parte del proyecto “En el camino”.


Fue así como el equipo de comunicadores se lanzó a hacer el recorrido que realizan miles de inmigrantes centroamericanos indocumentados a través de territorio mexicano. Como producto de dicho proyecto surgieron el libro de fotografía “En el camino. México, la ruta de los migrantes que no importan”, y el libro de crónicas “Los migrantes que no importan”, que fueron editados durante siete meses por las editoriales españolas Icaria y Blume. Pero también querían imágenes vivas.

“Ellos me invitaron a hacer un cortometraje y cuando nos dimos cuenta, eso era como para 20 largometrajes. Yo comencé a viajar con ellos y me di cuenta del tema que quería tratar, que era sobre mujeres”, indicó Zamora.

El documental fue postproducido durante ocho meses entre México y la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de Los Baños, Cuba, auspiciado por el Open Society Institute, la Fundación Ford, y el grupo de litigio en derechos humanos i(dh)eas, de México.

Con respecto al título, “María en tierra de nadie”, Zamora dijo que alude a la peregrinación de María, que busca posada para tener a Jesús.

“Todo el mundo les cierra las puertas y es un poco lo que pasa con las mujeres migrantes. Las únicas personas que les  abren las puertas son los miembros de la iglesia, de diferentes iglesias”.

Una vez que terminó el documental, Zamora dio seguimiento a sus personajes durante casi un año.

“Porque yo creé un vínculo. Aquí vos dejás algo. El documental es un discurso, no es periodismo. Los documentales sociales en el fondo son activismo. Este documental no lo estoy haciendo para que la gente diga qué lindo, qué buenísimo, es para crear reacción”.

Zamora nació en Nicaragua, pero tiene nacionalidad salvadoreña.  Estudió periodismo y comunicación en Costa Rica, donde hizo su primer trabajo audiovisual sobre los inmigrantes nicaragüenses. Ha vivido en México, donde durante un año trabajó en el documental “Xochiquetzal. La casa de las flores bellas”, de un albergue en el barrio de La Merced, en el que conviven prostitutas ancianas. También ha residido en Venezuela, donde fue asistente de dirección para un documental que abordó la nacionalización de la industria petrolera y otro sobre dos de las favelas más grandes de Caracas.*1
 

Fuentes de información: *1 Artículo de Fabiola Pomareda publicado en  Contratiempo, IMDBEntrevista a Marcela Zamora en A Sala Llena, Marcela Zamora



lunes, 28 de mayo de 2012

La Bestia

Dirección: Pedro Ultreras.
Guión: Pedro Ultreras.  
Fotografía en C.: Pedro Ultreras.  
Edición: Leo Buono.  
Producción: Leo Buono, Hiram González, Saul Gutiérrez, Pedro Ultreras.
País de producción: E.E.U.U., El Salvador, Guatemala, México  
Año: 2010
Duración: 77 min.















Por décadas cientos de migrantes centroamericanos han perdido sus sueños, parte de sus cuerpos y hasta su vida tratando de cruzar México de manera ilegal, colgados de trenes de carga conocidos como La Bestia. En México son discriminados, violados, asaltados, humillados y con frecuencia golpeados o asesinados. Los migrantes centroamericanos son presa fácil de las autoridades mexicanas de todos los niveles, el crimen organizado, pandilleros, maquinistas de trenes y hasta de personas civiles.

Para filmar este documental, Pedro Ultreras arriesgo su vida al montarse en los trenes de carga y cruzar México con cientos de migrantes centroamericanos. La Bestia es una desgarradora historia que muestra el sufrimiento más profundo al que un migrante se pueda enfrentar.*1

En 1999 cerró definitivamente la estación de ferrocarriles de Buenavista. Tiempo atrás se venían cerrando otras estaciones en distintas partes de la República. Con ello se canceló definitivamente un logro de principios del siglo XX en México: el transporte ferroviario de pasajeros. Actualmente sólo quedan algunas rutas de carga (las pocas dos o tres de pasajeros sólo son turísticas). Cargan mercancías, en forma de bienes y, desgraciadamente, de personas. Desde la frontera sur, en Ciudad Hidalgo, colindante con Guatemala, hasta las principales ciudades de la frontera norte, circula una de las mayores vergüenzas nacionales. La bestia o El tren de la muerte, devora a miles de centro y sudamericanos. Viajan sobre los vagones, entre ellos y expuestos a todo, incluida la peor amenaza: el hombre. Sea en forma de policía migratoria, de zetas, de asaltantes, violadores, extorsionadores, secuestradores y demás escoria insensible, estos criminales, junto con las autoridades ciegas, sordas y corruptas, son los responsables de que la ruta del sureste del tren de carga sea descrita por la gente que se atreve a hacerla como uno de los peores infiernos que la mente pueda imaginar. Las ruedas del tres mutilan o matan a quien vence el sueño, el cansancio  o a quien busca escapar de un asalto. Los asaltantes también mutilan y matan, pero además vejan, violan, humillan, secuestra, despojan , asesinan y destruyen ilusiones que de toda maneras difícilmente se habrían de realizar.

El padre Alejandro Solalinde, una de las principales voces  que lleva años denunciando el maltrato que todos los días sufren cientos de inmigrantes que cruzan el país, se pregunta cómo es posible que se les deje subir al tren, en principio de cuentas. Porque hay gente que supervisa los vagones, los carga y engancha; y hay maquinistas y vigilancia y gente que no puede no verlos encima de los vagones. Una posible repuesta, afirma  otro sacerdote defensor de los derechos de los migrantes que cruzan por el país, es el sometimiento de México a las peticiones del gobierno estadounidense de dejar pasar una cierta cantidad de gente hacia el norte. Con esto, la mano de obra barata (por no llamarles esclavos) sigue fluyendo y el mercado de extorsión y abuso de gente en ambos lados de la frontera se mantiene, beneficiando tanto a los criminales ejecutores como a los cómplices que despachan desde cómodas oficinas y cobran un salario que se les paga con dinero público.

Esta degradante y cruda realidad que todos los días pasa apenas a las afueras de la ciudad de México, está documentada en La bestia, de Pedro Ultreras (2010). Los testimonios de hondureños, nicaragüenses, salvadoreños y guatemaltecos, hombres y mujeres, no deja espacio para justificar la cadena de crímenes más inhumanos que pueda infringirse a grupo migrante alguno en el mundo. Pasan los años y no hay una voluntad seria y firme de parte de los legisladores y las autoridades policiacas para poner fin a esta hostilidad. Para cada vez más gente del centro y sur de América, cruzar por México con rumbo a Estados Unidos es sinónimo de muerte física y moral. Mientras que migración y la policía trabajan de la mano con la delincuencia, mujeres de buen corazón en Chiapas, Oaxaca, Veracruz y otros estados, salen al paso del tren con botellas de agua atadas y bolsas con alimentos que los migrantes cogen al vuelo.

México, el mayor expulsor de personas del mundo (en algún momento en años recientes hasta 500  mil al año) por la incapacidad del gobierno de garantizar salud, trabajo y seguridad, debería ser el último país en atreverse a exigirles algo a los migrantes de paso. Y menos aún por tratarse de pueblos histórica y culturalmente más afines que el vecino del norte.  El México que el siglo pasado abrió sus puertas y acogió a víctimas de abusos, hoy, por sus autoridades ciegas, sordas, incompetentes , corruptas y pusilánimes,  es un aterrador hoyo negro en el que la gente muere, sufre y desaparece.*2

Fuentes de información: Pedro Ultreras, *2 Espacio Perdido, *1 Cineteca Nacional.



lunes, 4 de julio de 2011

De Weg Naar Het Zuiden (Hacia El Sur)

Título original: De Weg Naar Het Zuiden (Hacia El Sur) 


Dirección y cámara: Johan Van Der Keuken  

Montaje: Win Louwrier, Johan Van Der Keuken.  

Sonido: Menno Euwe, Herman Merman, Noshka van der Lely. 

Producción: Menno Euwe, Herman Merman, Johan Van Der Keuken, Jan-Willen Geuzebroek. 

Música: Willem Breuker, Arjen Gorter. Mezclas: Bruno Boesma. 

Formato: 35 mm, 4:3.

Idioma: Holandés 

País de producción: Holanda. 

Año: 1981. 

Duración: 182 min. 

 

 

 

 

30 de abril de 1980, Ámsterdam. El día de la fiesta de coronación, la ocupación de un edificio por unos okupas provoca el enfrentamiento con la policía. Después, el film parte de viaje hacia el Sur. París, el departamento del Drme, los Alpes, Roma, el Cairo, hasta la zona meridional de Egipto. Retrato de la inmigración interior y exterior, de la humanidad excluida y abandonada en los márgenes, Hacia el Sur es el fascinante cuaderno de bitácora compuesto por la lúcida mirada del cineasta-viajero Johan van der Keuken. En el Camino hacia el sur, por ejemplo, una pareja mayor, campesinos de lavanda en el sur de Francia, sonriendo, se niegan a hablar con él. (¿Es por lo que hace no hacer las "preguntas correctas" o porque no les importa ser entrevistado para una película?). En lugar de apagar la cámara o quitar en la edición la secuencia, van der Keuken incluye unos quince minutos de esta relación incómoda en la textura de la película. Tenemos aqui un verdadero "choque" con la real, que es también un "encuentro perdido»: lo real es fugaz "tocado" en el momento en que se resiste y se niega en sí. Pero la resistencia esta, desde el principio, presente en el cuerpo del cineasta, que interviene como un elemento extraño, en los territorios que tiene la intención de explorar con su cámara. Física de resistencia: cuando la cámara ya era demasiado pesada para su brazo, no podía hacer todas los planos que él quería. Resistencia Ficticia : Es imposible comprender lo real sin la interferencia de un espacio mental propio (memorias, sueños, construcciones).
 
"No es la resistencia de los objetos entre sí. La resistencia de la estupidez, la cooperación de nuestra estupidez y nuestra inteligencia. No es la resistencia de nuestros instintos, de nuestros pensamientos, sino también la resistencia de nuestras "reglas del juego", de nuestra educación, de nuestra inhibiciones, para nuestro disfrute. En comparación con el de Straub-Huillet, mi cine es más "impuro", más contaminado" con todo tipo de preguntas, pero hay un punto sobre el cual estoy totalmente de acuerdo con ellos: hay un momento de la película que se resiste a su propia recepción por parte del espectador, que tiene el principio de otra forma de comunicación, que no sería posible de otra manera. " "El aspecto simbólico de mi trabajo no siempre es percibido por el espectador. Uso símbolos para volver a una más intensa, más descriptiva, tal vez más difícil percepción de la realidad. Hay una multiplicidad de niveles, y no puedo elegir una puramente material. El aspecto material/materialista de las cosas es como una herramienta para entender lo que está sucediendo en el mundo. También hay un aspecto especulativo, que no puedo rechazar por completo, aunque no debo hacer "mucho" con él, y siempre lo tengo en su justa medida por perspectiva. Al mismo tiempo, estoy muy ansioso, así, por la perfección, es decir, me gustaría ser capaz de demostrar algo con absoluta claridad. Sin embargo, estoy completamente consciente de que soy un realizador de films de aproximación ... Sí, se podría decir que hay un elemento de pleno juego en mi trabajo, que el cine es un "juego de construcción" para mí, pero, al mismo tiempo, hay cosas que son tan reales y tan poderosa que no puedes dominar. Por lo tanto, entramos en el ámbito de la aproximación. No puedo aceptar que exista el perfecto "plano, ángulo" como la "verdad" de una película. Algo en mí se desespera por no ser capaz de "decir lo correcto"."
 
 
Fuentes de información: Extracto del artículo "Johan van der Keuken: Fragments for a Reflection" de Bérénice Reynaud, disponible en Moma.org.