Amsterdam Global Village
Título original: Amsterdam Global Village
Dirección: Johan van der Keuken
Producción: Pieter van Huystee
Fotografía: Johan van der Keuken
Sonido: Noshka Van der Lely
Montaje: Johan van der Keuken, Barbara Hin
Música: Dionys Breukers
País de producción: Holanda
Año: 1996
Duración: 229 min.
Trailer
Dirección: Johan van der Keuken
Producción: Pieter van Huystee
Fotografía: Johan van der Keuken
Sonido: Noshka Van der Lely
Montaje: Johan van der Keuken, Barbara Hin
Música: Dionys Breukers
País de producción: Holanda
Año: 1996
Duración: 229 min.
Es un cine que sólo existe gracias al rodaje, no al montaje. Miramos, pero no cortamos. Estamos presentes. Lo que se capta es una presencia, nada más: estábamos ahí, estamos ahí. Pasa algo y nosotros somos testigos. Pasa algo porque nosotros somos testigos. Johan van der Keuken
No considero la realidad como una cosa que pueda fijarse en una película, sino más bien como un campo (en términos energéticos). Lo que quiero decir es que la imagen filmada, tal y como intento hacerla, resulta más bien de una colisión entre el campo de lo real y la energía que utilizo para explorarlo. Es una cosa activa, agresiva.
No considero la realidad como una cosa que pueda fijarse en una película, sino más bien como un campo (en términos energéticos). Lo que quiero decir es que la imagen filmada, tal y como intento hacerla, resulta más bien de una colisión entre el campo de lo real y la energía que utilizo para explorarlo. Es una cosa activa, agresiva.
Johan van der Keuken
La paradoja tiene el tamaño del largometraje: aunque dura 245 minutos, no es mucho lo que puede "decirse" de Amsterdam Global Village. Seguramente, la obra de Johan van der Keuken no hubiera sido posible en un formato que no fuera el audiovisual. Heredero de la sensibilidad del gran Joris Ivens, el director que nos convoca –famoso por sus trabajos documentales fuera de Amsterdam– se decidió a inmortalizar propia ciudad.
Toda la película es la búsqueda incansable de la respuesta a esta pregunta: "¿cómo retratar a una urbe de fin de siglo?" Van der Keuken se tomó dos años para develarlo. Durante ese tiempo, salió con la cámara al hombro acompañado, como siempre, de su esposa y sonidista. Y la búsqueda lo llevó mucho más allá de la ciudad de los canales. El retrato de los habitantes multirraciales de Amsterdam acaba... ¡con un viaje al país de cada uno! Un boliviano trotamundos, que se casó con una holandesa, retorna al altiplano y participa de reuniones familiares y festejos tradicionales; un oriental que practica el kickboxing en los barrios bajos también es visto entrenando en su país de origen; un checheno, que sigue los avatares del conflicto de Europa oriental mirando CNN junto a su familia, vuelve a su devastado país y la cámara lo sigue hasta allí.
Sin embargo, uno de los principales personajes no es filmado en su tierra natal. Se trata de un marroquí que tras conocer Europa ya no pudo regresar a su terruño, y que ahora se gana la vida en Amsterdam repartiendo pizzas y fotos en su moto. Este joven es quen más metraje ocupa en Amsterdam... Sus viajes distendidos pero enérgicos no son, en el fondo, muy distintos de los que Van der Keuken emprende para contar estas historias. Viajando de puerta en puerta, la cámara o la moto se cruzan con historias que se niegan a ser reducidas a síntesis alguna. En la misma ciudad conviven el desarraigo, la soledad, la diversión, el sexo, los desperdicios. Los sufrimientos por una guerra que no termina y los recuerdos de otra que ya acabó; la música house, el hardcore, las orquestas que reviven a Mozart o a Debussy...
Este documental es el primero de una serie de documentales exhibidos por el cine Cosmos. Todos ellos tienen un costado excepcional. Amsterdam... conjuga el profesionalismo de quien ya realizó casi cincuenta trabajos de no ficción con la sensibilidad del que ama a su ciudad y no ha perdido la fascinación frente a las personas y las cosas. Atrás de este patchwork de razas, tecnología y globalización se esconden tradiciones imborrables, historias perennes, sentimientos gigantescos. Al realizador le llevó dos años retratar estos pequeños milagros, y cuatro irreductibles horas compartirlos con el espectador. Pero cuando el motoquero dice simplemente "bueno, me cansé, adiós", se aleja por la autopista y la imagen funde a negro, sentimos que la misión está cumplida.*1
Toda la película es la búsqueda incansable de la respuesta a esta pregunta: "¿cómo retratar a una urbe de fin de siglo?" Van der Keuken se tomó dos años para develarlo. Durante ese tiempo, salió con la cámara al hombro acompañado, como siempre, de su esposa y sonidista. Y la búsqueda lo llevó mucho más allá de la ciudad de los canales. El retrato de los habitantes multirraciales de Amsterdam acaba... ¡con un viaje al país de cada uno! Un boliviano trotamundos, que se casó con una holandesa, retorna al altiplano y participa de reuniones familiares y festejos tradicionales; un oriental que practica el kickboxing en los barrios bajos también es visto entrenando en su país de origen; un checheno, que sigue los avatares del conflicto de Europa oriental mirando CNN junto a su familia, vuelve a su devastado país y la cámara lo sigue hasta allí.
Sin embargo, uno de los principales personajes no es filmado en su tierra natal. Se trata de un marroquí que tras conocer Europa ya no pudo regresar a su terruño, y que ahora se gana la vida en Amsterdam repartiendo pizzas y fotos en su moto. Este joven es quen más metraje ocupa en Amsterdam... Sus viajes distendidos pero enérgicos no son, en el fondo, muy distintos de los que Van der Keuken emprende para contar estas historias. Viajando de puerta en puerta, la cámara o la moto se cruzan con historias que se niegan a ser reducidas a síntesis alguna. En la misma ciudad conviven el desarraigo, la soledad, la diversión, el sexo, los desperdicios. Los sufrimientos por una guerra que no termina y los recuerdos de otra que ya acabó; la música house, el hardcore, las orquestas que reviven a Mozart o a Debussy...
Este documental es el primero de una serie de documentales exhibidos por el cine Cosmos. Todos ellos tienen un costado excepcional. Amsterdam... conjuga el profesionalismo de quien ya realizó casi cincuenta trabajos de no ficción con la sensibilidad del que ama a su ciudad y no ha perdido la fascinación frente a las personas y las cosas. Atrás de este patchwork de razas, tecnología y globalización se esconden tradiciones imborrables, historias perennes, sentimientos gigantescos. Al realizador le llevó dos años retratar estos pequeños milagros, y cuatro irreductibles horas compartirlos con el espectador. Pero cuando el motoquero dice simplemente "bueno, me cansé, adiós", se aleja por la autopista y la imagen funde a negro, sentimos que la misión está cumplida.*1
Fuentes de información: DivxClásico (info y e-links), *1 Artículo de Máximo Eseverri publicado en Cineismo,
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