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lunes, 3 de febrero de 2014

Edifício Master

Dirección y guión: Eduardo Coutinho. 
Producción: Beth Formaggini, Mauricio Andrade Ramos, João Moreira Salles. 
Fotografía: Jacques Cheuiche. 
Edición: Jordana Berg. 
Sonido: Valéria Ferro
País de producción: Brasil
Año: 2002 
Duración: 110 min.
















Siete días compartidos con la vida diaria de las familias que habitan en un edificio residencial de 276 apartamentos en Copacabana. Las historias que la cámara va revelando son, entre otras, la de una pareja de edad madura que se ha encontrado por medio de un aviso clasificado; la de una prostituta que mantiene a su hija y a una hermana; y la de un portero que sospecha que su padre adoptivo es en realidad su verdadero padre, entre otras. Ellas van formando un panorama de la actual vida urbana en Brasil. *1


Edificio Master 
por Carolina Astudillo *2 

Una de las características del cine de Eduardo Coutinho es su particular mirada de Brasil, alejada de las postales turísticas o de los reportajes de denuncia social a los que estamos habituados. Heredero del cinéma verité el director retrata a su país a través de unas personas quienes, la mayoría de las veces, habitan en espacios reducidos y cuya voz puede extrapolarse a cualquier temporalidad. Y si Babilônia 2000, refleja la vida de los habitantes de una favela, Edificio Master indaga en la existencia de treinta y siete vecinos de un edificio de doce pisos ubicado en Copacabana, Río de Janeiro.

Las vivencias de sus personajes, a menudo conmovedoras, y la posibilidad que tienen de reinventarse en su capacidad imaginaria, es lo que hace de Edificio Master, una película que reivindica al cine de la palabra. A Coutinho, como comenta él mismo a menudo, le interesa lo que el personaje transmite durante el rodaje. Ese momento ritual que se produce gracias a la presencia de la cámara, un momento único e irrepetible, capaz de trasformarlo todo.

Por esta razón, el realizador opta por una economía narrativa. No existen imágenes de archivo que apoyen los testimonios de los protagonistas, ni banda sonora. Sólo sus gestos, el tono de la voz, los silencios y la postura del cuerpo. Tampoco vemos el edificio en su totalidad, únicamente los pasillos, algunas habitaciones vacías y los espacios donde los personajes cuentan sus historias.

El director descubre a sus entrevistados en el momento del rodaje. De ahí que el azar también sea un elemento importante en su cine, pues no sabe el modo en que actuarán frente a su presencia. En una opción que pretende abrirle la puerta a la espontaneidad, el brasileño prescinde del “luz, cámara, acción”, y sus preguntas no se relacionan con temas que puedan suscitar juicios de valor, ya que para él lo central está en las historias de vida.

En Edificio Master Coutinho y su equipo participan en la acción. Al inicio del documental la voz en off (que sólo se escuchará en esa oportunidad) relata que la producción alquiló un departamento por un mes y filmó durante una semana. Así los vemos en varias ocasiones, a través de la pantalla de una cámara de seguridad, caminando por los estrechos pasillos de uno de los pisos del edificio (imágenes utilizadas reiteradamente como transición de una escena a otra), entrando en las habitaciones, pidiendo silencio a los vecinos o conversando con los entrevistados. Con este recurso autorreferencial, el cineasta no sólo quiere enfatizar que se trata de un meta-filme, como lo ha hecho desde Cabra marcado para morrer, (mostrando las cámaras, el equipo e informando sobre las circunstancias del rodaje), sino que deja claro que no hace películas sobre los otros, sino con los otros. En una de las escenas, Juan, un desempleado que aun sufre por la muerte de sus padres, le pregunta a Coutinho si éste puede darle trabajo, a lo que él responde con un “No tengo empleo, pero lo entiendo”. En otra, una joven prostituta confiesa haberle mentido al equipo de producción el día anterior.

En palabras del director “Lo único que es real es el encuentro entre el documentalista y el personaje –el acto de rodar-, y esa realidad ya me basta. Yo registro ese encuentro. Es un filme. Mi cámara es visible y yo, (…) estoy allí interactuando con las personas. Es un intercambio. Los propios personajes se refieren a ese acto.”

Aunque la mayoría de los habitantes de Edificio Master han lidiado con la adversidad, la mirada de Coutinho dista de ser piadosa. Se trata de sobrevivientes que se reinventan a través de los recuerdos, la expresión artística o la compañía de otro. Y es que tal como lo sentencia el administrador: “La realidad es el funeral de las ilusiones”. Por lo mismo, no es casual que muchos de sus personajes canten, como Enrique, un solitario que resume su vida en cada estrofa de My Way; Jasón, autor de la samba Favela o Nadir, interpretando una canción que apela a la nostalgia.

Solitarios, desolados, melancólicos, esperanzados, una fauna de seres humanos que habitan un edificio de doce pisos, emplazado a metros de una de las playas de Copacabana.


Fuentes de información: *1 FimlAffinity, *2 Blogs&Docs.

Ver en V.O.. en Youtube.

Masterclass Eduardo Coutinho




Entrevista realizada por Sergio Oskman a Eduardo Coutinho en la ECAM, Madrid el 22/02/2013 después de la proyección de la película "Edificio Master".

Eduardo Coutinho está considerado uno de los documentalistas más importantes en la actualidad. Su trabajo se caracteriza por la sensibilidad y por la capacidad de oír al prójimo, registrando sin sentimentalismos las emociones y aspiraciones de las personas comunes, sean campesinos delante de procesos históricos (Cabra Marcado para Morrer), o vecinos de un enorme edificio de clase media-baja en Rio de Janeiro (Edificio Master), entre otros.



martes, 11 de octubre de 2011

Cabra Marcado Para Morrer

Título original: Cabra Marcado Para Morrer (Cabra, Marcado Para Morir o Hombre marcado para morir o Twenty Years Later).
Dirección: Eduardo Coutinho.  
Guión: Eduardo Coutinho.
Fotografía: Fernando Duarte (1964), Edgar Moura (1984). 
Música: Rogério Rossini.  
Edición: Eduardo Escorel.
Intervienen: Eduardo Coutinho, Elizabeth Teixeira, João Virginio Silva.
Narración: Ferreira Gillar,Tite De Lemos 
Producción: Eduardo Coutinho Produções Cinematográficas, Produções Cinematográficas Mapa, Zelito Viana, Vladimir Carvalho, Eduardo Coutinho.  
Formato: 35mm, Color y B/N.
Idioma: Portugués con subtítulos en castellano.
País de producción: Brasil  
Año: 1964-1984. Estreno: 1985.
Duración: 119 mins.




Cuando se comenzó este filme, en 1964, relataba la vida de Joao Pedro Teixeira, líder campesino asesinado en 1962. Interrumpido por el golpe militar, la cinta fue recomenzada en 1981. Con material del pasado y del presente, de ficción y documental, narra la historia de las ligas campesinas y de Joao Pedro. Testimonios de los testigos de 1964 y de la viuda, Elizabeth Teixeira. *1

Reinventarse a sí mismo: el paso de la ficción al documental a partir de “Hombre marcado para morir” (Por Pablo Russo) 

No era la primera vez que Eduardo Coutinho se probaba el traje de director, aunque posiblemente Cabra marcado para morrer (1984) implique una dimensión fundante que sería esencial para su recorrido cinematográfico futuro. Se trata de la película considerada por el mismo Coutinho como el verdadero inicio de su carrera como documentalista, que realizó con 50 años cumplidos, mientras aún trabajaba para Globo Reporter. Y este comienzo implicó a su género opuesto, la ficción, a partir de la generación de una intertextualidad con su propio cine: una película dentro de otra.

Para entender este juego de implicancias es necesario desandar el tiempo hasta el año 1964. Coutinho, que entonces tenía 28 años, fue elegido para dirigir una película de ficción basada en hechos reales: el asesinato por orden de terratenientes de Joao Pedro Teixeira, un líder campesino del nordeste brasilero, ocurrido poco tiempo antes. La producción estaba a cargo del Centro Popular de Cultura de la Unidad Nacional de Estudiantes, y del Movimiento de Cultura Popular de Pernambuco. Quienes oficiaron de actores eran campesinos de la zona y algunos de los mismísimos protagonistas de los hechos, como ser Elizabeth Teixeira, la mujer del dirigente asesinado. La filmación comenzó en marzo del 64, pero el 1 de abril fue paralizada por el golpe militar que tuvo lugar la noche anterior contra el presidente Joao Goulart, y que duró hasta 1985. Al día siguiente de derrocar a Goulart, el ejército interrumpió la filmación, que derivó en parte del equipo en fuga, actores prisioneros y expropiación del material filmado. Cabra marcado para morrer se convirtió en una película violentamente interrumpida, con sus integrantes en éxodo y dispersión. Lo increíble es que algo del material filmado pudo salvarse, y es precisamente de esas imágenes recuperadas que parte Coutinho para finalizar su película, casi veinte años más tarde, desde una óptica de trabajo muy diferente a la de 1964.

A principios de los años ochenta, Coutinho carga con una copia de lo que pudo salvar del primer Cabra…, el de los años sesenta, y dos cámaras, con la idea de encontrar a quienes habían trabajado en la película. Al rescate histórico de imágenes (found footage de sí mismo), el director le agrega reportajes a los participantes, indagando así en las memorias individuales y en la memoria colectiva sobre los acontecimientos traumáticos. Es decir, Coutinho recupera el material antiguo, pero lo actualiza y reelabora generando nuevos significados a partir de una nueva interacción en el montaje con otro tipo de material (entrevistas, por ejemplo). La película conserva su contenido original, que a su vez también se ha transformado por su innegable valor de archivo. Con la primera cámara, el director busca, averigua, entrevista. Con la segunda filma a la cámara principal, dejando en claro las condiciones de producción de la película, que además son explicadas desde la propia voz en off de Coutinho. El realizador produce el acontecimiento a ser filmado a partir del trabajo con su propio metraje recuperado: les proyecta las imágenes de la película trunca a quienes va reencontrando en su investigación, estableciendo conexiones entre los acontecimientos de 1964 y el presente (de los años ochenta) de esas personas. Los campesinos que se van reconociendo en la pantalla en el momento de la proyección también son entrevistados, y conocemos entonces sus recorridos particulares en los años posteriores a la filmación interrumpida. El rescate histórico a partir de los testimonios contiene la reconstrucción del último día de filmación. Además, el reencuentro de Coutinho con Elizabeth Teixeira generó profundas transformaciones en la vida de la mujer, ya que hasta ese entonces ella vivía en la clandestinidad y no sabía del destino de varios de sus hijos. Elizabeth se convierte en un personaje principal de Cabra marcado para morrer. Coutinho también es un personaje más, que le imprime al trabajo una dimensión subjetiva con su sola presencia. En varios momentos la narración es en primera persona, ya que el fue también protagonista de la filmación y los sucesos del 64.

El resultado final incluye imágenes documentales de inicios de los años sesenta, fragmentos del primer Cabra marcado para morrer, fotografías de la filmación que se pudieron salvar, recortes de diarios de época, imágenes del proceso de filmación, reportajes a los participantes, y búsquedas e investigaciones sobre el paradero de las personas que trabajaron en 1964, así también como de los hijos de Elizabeth Teixeira.

El director podría haber elegido el final feliz de Elizabeth recuperando su identidad luego de tantos años de clandestinidad, pero la narración informa que al momento de la edición, ella sólo había reencontrado a dos de sus ocho hijos vivos. Esto tiene que ver con una concepción medular del pensamiento de Coutinho: las películas no resuelven las vidas de las personas. Ni cambian el mundo. A lo sumo, sirven para pensarlo, e intentar conocerlo. *2