Dirección: Joaquín Jordà
Guión: Joaquín Jordà y Asamblea de Trabajadores de Numax
Montaje: Teresa Font, Josep María Aragonés, Joan González
Sonido: Joan Quilis
Fotografía: Jaume Peracuala
Intervienen: Walter Cots, María Espinosa, Mario Gas, Rosa Gavin, Víctor Guillén “bubi”, Joaquín Jordà, Jordi, Carlos Lucena, Pep Molina, Biel Moll, Ricardo Moya, Vicky Peña, Luli Peredo, Marta Peredo, Ricardo Pous, Carlos Puig
Productora: Asamblea de Trabajadores de Numax
Distribuidora: Vértice Cine
País de producción: España
Año: 1979
Duración: 115 minutos
Sonido: Joan Quilis
Fotografía: Jaume Peracuala
Intervienen: Walter Cots, María Espinosa, Mario Gas, Rosa Gavin, Víctor Guillén “bubi”, Joaquín Jordà, Jordi, Carlos Lucena, Pep Molina, Biel Moll, Ricardo Moya, Vicky Peña, Luli Peredo, Marta Peredo, Ricardo Pous, Carlos Puig
Productora: Asamblea de Trabajadores de Numax
Distribuidora: Vértice Cine
País de producción: España
Año: 1979
Duración: 115 minutos
A finales de la década de los setenta, los trabajadores de la fábrica barcelonesa de electrodomésticos Numax tomaron las riendas de la empresa en régimen de autogestión, una experiencia a la que pusieron fin dos años después. Joaquim Jordà reflejó esta aventura en el documental Numax presenta. En el año 1979, Joaquin Jordá filmó un documental que describe la experiencia de autogestión que llevan a cabo los trabajadores de la fábrica de electrodomésticos Numax como respuesta al intento de cierre irregular por parte de los propietarios.
El documental se llevó a cabo por voluntad de la misma Asamblea de Trabajadores de Numax que, ya casi al final de su existencia, decidió invertir las últimas 600.000 pesetas de la caja de resistencia para registrar el proceso que entre todos habían protagonizado.
Un proceso que, por encima de todo, les enseñó a pensar de otra forma para proyectar un futuro diferente en un momento histórico muy determinado: el de la transición española a la democracia parlamentaria.
NUMAX PRESENTA... *1
En 1979 Joaquim Jordà filmó un documental sobre los trabajadores de la fábrica de electrodomésticos Numax que durante dos años, desde 1977 hasta 1979, ocuparon y autogestionaron la fábrica como respuesta y protesta frente al intento de cierre irregular por parte de los propietarios, dos alemanes que habían apoyado al nazismo y que se habían refugiado en Barcelona desde los años cincuenta.
Numax presenta... se convirtió en un testimonio de la transición a una democracia que traicionó las aspiraciones de cambio social por parte de la clase obrera. La historia de la resistencia en la fábrica Numax es la de un movimiento obrero que tras la muerte de Franco aspiraba a una transformación del sistema político y social. El documental se realizó por voluntad de la propia Asamblea de Trabajadores de Numax que, ya casi al final de su existencia, decidió invertir las últimas 600.000 pesetas de que disponían como colectivo en la grabación del proceso que habían protagonizado entre todos.
Veinte años más tarde, en 2004, Jordà se reencontró con algunos de aquellos trabajadores para realizar un nuevo documental, Veinte años no es nada, que revisita las vidas de algunas de las personas que habían formado parte de aquel episodio de lucha obrera.
Joaquim Jordà entrevistado por Carles Guerra, septiembre 2004
P: ¿Cómo podemos explicar tu película Veinte años no es nada (2004), que hace referencia a otra de hace veinticinco años, Numax presenta (1979)? Numax presenta está producida desde unos esquemas de cine militante. ¿Qué significaba eso entonces?
R: Aquí había poco cine militante. Si lo había, lo producían estructuras próximas a CCOO y al PSUC. Era un cine aleccionador, optimista y triunfalista. Cantaba las glorias de la lucha y los finales victoriosos. Por el contrario, Numax presenta no se consideró una película optimista; aunque yo creo que sí lo era, porque en Numax todos los personajes acaban liberándose de una condición proletaria que no habían asumido por voluntad propia. Así es como esta película se ganó el rechazo de los sindicatos, de CCOO y de partidos como el PSUC. Recuerdo la única proyección que se realizó un primero de mayo. Fue toda la gente de Numax y del movimiento. Al final hubo un debate muy polémico, con protestas de trabajadores de Numax, especialmente los vinculados al trostkismo. No dijeron que la película denigrara a la clase obrera, pero les pareció que la exaltaba poco. Les pareció derrotista. Recuerdo a una de las chicas que sale en la película, que de nuevo es protagonista de la segunda parte, y que pertenecía a la estructura de la LCR. Dijo una frase que se decía por aquel entonces: “Con las tripas de un burócrata te ahorcaremos”. Una frase retórica, desde luego, que no tenía ninguna intención real, pero que me acusaba. Al mismo tiempo, Numax presenta recibió la adhesión de otros sectores más realistas. Puede decirse que la película se realizó en un ambiente militante, con una estructura militante, pero sin individuos que militasen.
P: Era muy distinta de las de Helena Lumbreras cuando colaboraba con el Colectivo Cine de Clase.
R: El suyo era un cine apoteósico que potenciaba la heroicidad. Tenía dos raíces: una caricatura del cine soviético de los años veinte, formalmente muy diferente, pero imitando su espíritu, y unas gotas de cine italiano menos crítico. Numax presenta no tenía un final de apoteosis. Por el contrario pasaba de la euforia inicial al relato de una desistencia. Primero los trabajadores parten de un objetivo: intentan mantener el poder obrero dentro de la fábrica, hasta que se impone una segunda reflexión al final: abandonamos ese simulacro de poder y vamos a la vida.
P: Numax presenta muestra una asamblea tras otra, pero justo el final, la fiesta que celebra el cierre de la fábrica, es el momento más lúcido de todos.
R: Es el instante en el que la gente deja de interpretar el papel de ocupantes de una fábrica autogestionada. Al recuperar el ocio vuelve la capacidad de pensar individualmente. Dejan de pensar como un colectivo. Abandonan el papel que han desempeñado durante dos años como personas y durante diez días como actores en una película en la que todos se han expresado como portavoces de una colectividad. Aquella fiesta constituía la posibilidad de preparar el paso a otro proyecto. Ahora bien, ignoraba cuánto tiempo era necesario para que ese futuro tomara cuerpo y no fuera una mera continuación. Me parece que en 1986, 1987 o 1988, cuando vivía en Madrid, ya planteé a TVE la posibilidad de una segunda parte para esta película. Existía un programa basado en el docudrama, que se titulaba Vivir cada día. La idea funcionó, pero a medida que se concretaba me pusieron coacciones. No acepté y rompí los tratos.
(...)
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