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Un documental sobre la cultura audiovisual, un viaje por las vías oficiales y subterráneas del mundo del cine en la Ciudad de México. Producido por Naranjas de Hiroshima
"Nosotros no hacemos films para morir, sino para vivir, para vivir mejor. Y si se nos va la vida en ello, vendrán otros que continuarán."
Raymundo Gleyzer, 1974
Título: El mundo de Fructuoso Gelabert
Dirección: Juan Francisco de Lasa
Guion:Juan Francisco de Lasa
Ayudante de dirección: Jaime Peracaula
Ayudante de cámara: Tomas Ribes
Mpntaje: Luis Puigvert
Música: Juan Pineda
País de producción: España
Año: 1968
Duración: 19 min.
Cuando Hollywood llamó a Fructuós Gelabert él no dudó en rechazar la
oferta. Le ataba a su Barcelona natal una doble responsabilidad: la de
atender a su padre y a su hermana y la del desarrollo del cine en
España. Nunca tuvo alfombras rojas ni Goyas honoríficos pero fue también
el primer cineasta en Baleares.
Gelabert tenía sólo 22 años cuando –en 1896– llegaron a Barcelona las
películas de los hermanos Lumière. Él –hijo de un carpintero mallorquín–
quedó absolutamente fascinado con el nuevo invento. Sus conocimientos
de mecánica y sus contactos con el cine le llevaron a construirse su
propia cámara: un piñón, una excéntrica, un carro y una rueda dentada.
El objetivo se lo prestó un familiar y la película la compró en Lyon.
«Era una cámara copia de las de los Lumière, toda de madera y que, con
sólo cambiar unas piezas, podía pasar de la filmación a la proyección»,
explica la licenciada en Historia del Arte y profesora asociada de la
UIB, Catalina Aguiló.
En 1897 el catalán dirigía la primera película en España: Riña en un
café, donde era también guionista y actor. Después llegaron las escenas
costumbristas como Salida de los trabajadores de la España Industrial
que hicieron que los primeros espectadores acudieran a las salas a verse
a ellos mismos. En los seis días de proyecciones de las fiestas de
Sants recaudó 1.500 pesetas. Un año más tarde llegaba a Mallorca para
instalar un aparato de proyección por encargo de la casa Rossell. Una
dinamo y un motor de gas hacían funcionar la máquina a falta de tendido
eléctrico.
Era la segunda vez que un cinematógrafo llegaba a la Isla. En 1897 el
Teatre Principal de Palma proyectaba las películas de los Lumière que ya
habían llegado a otras ciudades españolas.Un año después, Gelabert
sustituía a los franceses detrás de las cámaras y filmaba Llegada del
vapor Bellver a Mallorca. «Fue la primera película rodada en Baleares.
No está documentada aquí pero sí en Barcelona, por eso al principio se
pensó que era la llegada del vapor desde Mallorca», afirma Aguiló. Diez
años después volvería para filmar Mallorca, isla dorada. Un viaje
vacacional en 1908 que se convirtió en el retrato de las costumbres y
los paisajes de la Isla: la Cartuja de Valldemossa, el castillo de
Bellver o las cuevas de Artà.
Su fama fue creciendo hasta que le ofrecieron trabajar en América y ser
socio de un nuevo proyecto. Por aquel entonces, el cine americano estaba
muy por detrás con producciones de corto metraje y Gelabert creía en la
responsabilidad de desarrollar la industria cinematográfica en España.
Un objetivo al que contribuyó con la creación de los primeros estudios,
Boreal Films, en 1914. Sin embargo el estallido de la Primera Guerra
Mundial truncó sus planes: se acabó la exportación de films a países
beligerantes y la importación de película virgen lo cual llevó a la
paralización del negocio.
El cine americano comenzó entonces a ganar terreno hasta encabezar el
sector. «Representaba la visión comercial que Europa no tuvo. Aquí los
pioneros del cine eran personajes románticos, visionarios, pero muy
malos para el negocio», asegura Aguiló. Gelabert vendió sus estudios y
quiso retomar su faceta de cineasta intentando recuperar un tren que le
había adelantado hacía tiempo. En 1928 filmaba su última producción, El
puntaire. Sus películas seguían siendo mudas –con actores escondidos que
reproducían los diálogos– cuando hacía tiempo que el cine ya hablaba en
Barcelona. «Creía que el cine tenía una expresividad suficiente con las
imágenes. Muchos pensaron que el cine sonoro sería un fracaso», añade
la profesora.
Cuando falleció, encerrado en su taller, Gelabert acumulaba un centenar
de películas en su trayectoria. Nunca tuvo una estrella en el Paseo de
la Fama y muchas de sus cintas ni siquiera han logrado conservarse, pero
cada fotograma lleva impregnada una parte de su historia.
(Baleópolis nº17)
Liorta nun café (Riña en un café) - Fructuós Gelabert (1897)
Título original: Imágenes Perdidas : Una historia del cine mudo español, en 13 capítulos.
Dirección y guión: Vicente Romero.
Investigación: Josefina Martínez y Medardo Amor.
Realización: OutiSaarinen y Vicente Romero.
Música: Ángel Muñoz y Juan Pablo Zielinski.
Producción ejecutiva: José Ramón Velasco.
Esquipo de producción: Manuel Zavala, José Manuel Espinosa y Gonzalo de Esquiroz.
Producción:TVE en colaboración con Filmoteca Española
País de producción: España.
Formato: Serie de 13 capítulos de 27 minutos en soporte vídeo BetacamSP.
Formato de la copia: TVRip-BetaRip-VhsRip-DVDRip-Divx
Año: 1991
Distribución: Emitida en España en TVE2 en 1991, nunca editada en Video o DVD.
De todo el cine rodado en España desde 1896 a 1930 --periodo que supone la tercera parte de la historia de nuestra cinematografía-- apenas se conserva una décima parte. El resto son IMAGENES PERDIDAS. A lo largo de los años, el desinterés oficial, la desidia de la propia industria del cine, y el deterioro de los soportes de nitrato (cuyas reacciones químicas destruyen irreversiblemente la imagen) han causado la destrucción de la mayor parte del patrimonio de más de tres décadas de cine.
Los escasos fondos existentes del cine mudo español se encontraban repartido entre cinematecas españolas y extranjeras, así como en manos de coleccionistas particulares. Y ni siquiera se disponía de un inventario que permitiera su localización. Durante año y medio, un equipo de TVE dirigido por Vicente Romero investigó en distintos fondos, elaborando un catálogo general y recuperando imágenes que se creían definitivamente perdidas. Todo ese material cinematográfico sirvió de base a la serie ‘IMAGENES PERDIDAS’ que, a lo largo de sus trece capítulos, ofreció un retrato del cine mudo español y de su tiempo.
Junto a las secuencias más significativas de las películas de entonces, se incluyeron testimonios de personalidades que fueron protagonistas y testigos de la época: figuras del espectáculo, como La Bella Dorita o Imperio Argentina; actores como Pepe Crespo, Aurora Redondo, Luis Escobar, Enrique Guitart, o Aurora Ruiz Romero; críticos como HernándezGirbal, o AngelZúñiga; escritores como Rafael Alberti, o Luis Rosales; operadores como Agustín Macasoli o AlbertGasset; directores como Eduardo GarcíaMaroto; personalidades políticas y sociales como José Prat, Enrique Líster o José María Llanos... junto a entrevistas recuperadas del archivo, como Salvador Dalí, Luis Buñuel, Benito Perojo, Francisco Elías, José Nieto o José Buchs.
Capítulo 1: ‘Tesoros olvidados'.
La mayor parte del cine mudo español (1896-1930) se ha perdido. Y las escasas películas de ese periodo, que supone un tercio de la historia de nuestro cine, permanecen sumidas en el olvido. El programa ‘Imágenes perdidas’ ha hecho un esfuerzo de investigación, localizando títulos que se creían ya inexistentes, además de revisar exhaustivamente y catalogar todos los materiales conservados en cinematecas españolas, extranjeras y coleccionistas particulares. Este primer capítulo de la serie muestra secuencias de esos tesoros olvidados del cine español. (Narrado por José Mª Rodero).
Videograma perteneciente a la película "La Puerta del Sol".
El cine mudo nunca fue totalmente silencioso. La música estaba siempre presente: en los rodajes, sus notas servían para motivar a los intérpretes; en las salas de proyección, se utilizaba para crear ambiente y apoyar con ‘efectos sonoros’ la acción de la película. Paradójicamente, el cine mudo español rodó numerosas adaptaciones de zarzuelas, privadas de la voz de los cantantes, pero acompañadas por los músicos en sus proyecciones. El sonido de la música actuaba como fulminante de imágenes que debían expresar todo por sí mismas, sin la apoyatura de la palabra. (Narrado por Conrado San Martín).
Videograma perteneciente a la película "La del ramo de rosas".
Apenas existieron expresiones físicas de amor entre los personajes de nuestro cine mudo. Y los besos, tan escasos como breves, se vieron siempre interrumpidos por un fundido en negro. La moral de la época se reflejó en melodramas de mujeres que pagaban sus deslices sentimentales viendo sus vidas destrozadas. Sin embargo, la incipiente industria cinematográfica española rodó numerosas películas pornográficas, destinadas a un mercado paralelo --que contaba entre sus clientes a altos dignatarios del estado-- e incluso a la exportación. El programa ofrece imágenes que han permanecido más de setenta años en la clandestinidad. (Narrado por María Asquerino).
Videogramas correspondientes a la película "Frivolinas".
El desarrollo del cine en la España de comienzos de siglo tuvo más de aventura personal de un puñado de idealistas pioneros, que de nacimiento de una industria. La pobreza de medios, a causa del desinterés de la burguesía y del atraso en que el país estaba sumido, mantuvo durante décadas ese carácter de aventura. Hombres del talento de Fructuoso Gelabert o Segundo de Chomón, superaron las limitaciones económicas a base de ingenio. Y el empuje de algunas personalidades, como los hermanos Baños sirvió para poner en marcha productoras estables. (Narrado por Agustín González).
El cine mudo español nunca tuvo un Griffith, un Murnau o un Chaplin, que le diese obras maestras y le permitiese destacar internacionalmente con aportaciones singulares. Pero, pese a las grandes limitaciones económicas que lastraban la industria española del cine, hubo un puñado de directores con talento, que rodaron películas apreciables. Florián Rey es el más celebrado, por ‘La aldea maldita’; Benito Perojo fue el más técnico, con ‘Malvaloca’ o ‘La Condesa María’ como títulos más destacados. Eusebio FernándezArdavín permanece olvidado, pese a films tan interesantes como ‘El bandido de la sierra’. De la obra de Fernando Delgado apenas nos ha llegado nada. Buñuel, como único vanguardista, completa el quinteto de creadores de cine estudiados en este capítulo. (Narrado por Ana Mariscal).
Videograma correspondiente a la película "La bodega".
Las actrices más famosas de los años veinte, que encabezaron las carteleras de nuestro cine mudo, han quedado sepultadas por el olvido. ElisaRuiz Romero, ‘La Romerito’, a quien las revistas de la época daban los mayores índices de popularidad, apura sus últimos años, enferma y enclaustrada en su piso de Madrid. De otras estrellas apagadas, como Raquel Meller, queda el recuerdo de su amargo final. Tan solo una primera figura de entonces se ha mantenido en activo: Imperio Argentina. En su voz --como en las de la Bella Dorita, José Prat y otros testigos de su tiempo-- se recuerdan a los protagonistas de cuando el cine español no sabía hablar. (Narrado por Concha Velasco).
Videogramascorrespondientes a la película "Corazones sin rumbo".
Escaso de recursos económicos, el cine mudo español no podía hacer frente a la competencia de las películas extranjeras. El único terreno que podía disputar con ventaja estaba en la explotación de temas propios de nuestra cultura, con personajes y paisajes familiares al espectador y asuntos con los que este pudiera identificarse. Nacía así la españolada, un género denostado pero que constituye la única aportación temática propia de nuestra cinematografía. Junto a los melodramas taurinos, el recurso al folklore llenó nuestras pantallas de ‘catalanadas’, ‘asturianadas’ o ‘gallegadas’, como versiones locales de la tentación española en la producción de películas. (Narrado por José Luis López Vázquez).
Las películas cómicas, con un humor físico, violento y vertiginoso, y los seriales, cuyas tramas se continuaban en numerosos episodios semana tras semana, fueron géneros de gran auge en el cine mudo, que desaparecerían tras la llegada del sonido. Un público ingenuo, todavía fascinado por la magia de la proyección en la oscuridad, iba al cine en busca de risas y angustias, de la diversión y las emociones que estos dos géneros le aseguraban. Sus estilos, como sus figuras de relieve mundial, tuvieron imitadores en nuestra cinematografía: desde la caracterización del joven Perojo como Charlot, hasta los seriales de aventuras rodados sobretodo en Cataluña. (Narrado por Antonio Ozores).
El melodrama fue uno de los géneros más taquilleros del cine mudo. Junto a los excesos interpretativos, el cine heredó del teatro las tragedias sentimentales, de moral conservadora, que destrozaban las vidas de sus protagonistas a partir de un simple desengaño amoroso. El género se dignificó con los dramas históricos, cuyos argumentos permitían también una mayor espectacularidad. Dentro de estos, se rodaron versiones tempranas de títulos que años después serían grandes éxitos de nuestro cine sonoro, como ‘Agustina de Aragón’ o ‘Locura de amor’. (Narrado por Aurora Bautista).
Fotogramas correspondientes a la película "El Conde Maravillas".
Antes de la llegada del sonido, el cine solo contaba con la fuerza de sus imágenes --y la apoyatura de la música-- para narrar las historias más complejas y transmitir emociones y sensaciones al espectador. Sin palabras, los intérpretes debían comunicar sus sentimientos con el gesto y la mirada. El encuadre de cámara adquiría un protagonismo en la narración. Y el montaje marcaba ritmos y daba énfasis. La técnica cinematográfica era muy distinta. Y el cine tenía una magia especial, cuando todavía sorprendía físicamente a los espectadores. Algunas grandes secuencias, mostradas en este capítulo, sirven de ejemplo de aquella magia del silencio, que el cine perdió con el descubrimiento del sonido. (Narrado por José Sacristán)
Videogramas correspondientes a la película "La barraca de los monstruos".
Los intelectuales españoles apenas si se interesaron por el cine más que como meros espectadores. Muy pocos --como Benavente-- escribieron para la pantalla. La mayoría ni siquiera colaboró en los guiones sobre sus propias obras, llevadas al cine. Algunos, como Valle Inclán, se pusieron ante las cámaras, pero sus talentos se perdieron para el cine. La generación del veintisiete fue cinéfila; pero sus integrantes no pasaron de ser espectadores apasionados. El cine recurrió a los grandes éxitos del teatro y la novela --de los clásicos a Galdós o Pérez Lugín-- y apostó también sobre los grandes mitos literarios, como Don Juan Tenorio o Carmen. (Narrado por Francisco Rabal).
Videogramas corrrespondientes al anuncio del estreno de la película "Don Juan", y a una escena de la misma.
La industria del cine español estuvo siempre en manos de la derecha, y apenas reflejó la dramática realidad social y política que nuestro país vivía en las primeras décadas del siglo. La política resulta invisible en el cine mudo español. Las referencias a las luchas sociales son casi inexistentes; y el caciquismo se plantea solo como elemento melodramático. Sin embargo, algunas figuras históricas --como Franco, y Millán Astray-- actuaron ante las cámaras. La guerra de Africa servía de telón de fondo para muchos argumentos. Y el papel de la Iglesia solo se vio cuestionado en algunas cintas clandestinas, de carácter pornográfico. (Narrado por Adolfo Marsillach).
El estreno de ‘El cantor de jazz’ anunció una nueva época para el cine en todo el mundo, con la llegada del sonido. Nuestra industria no estaba preparada para el desafío tecnológico que ello suponía, y carecía de los medios económicos precisos para afrontar la necesaria renovación de equipos de rodaje y proyección. El cine español quedó prácticamente paralizado durante varios años. Y sus primeras películas sonoras se rodaron en estudios extranjeros. Con el sonido se perdía una forma de arte y se sacrificaba a la palabra hablada gran parte de la expresividad visual del cine. (Narrado por Fernando Rey).
Fotogramas correspondientes a la película "Amor solfeando".
Imágenes Perdidas. Personas y personajes en 'La malcasada'
Capítulo de 'Imágenes Perdidas' (una historia del cine mudo español) dedicado a las celebridades de la época que se mezclaron con los personajes de ficción en una película: 'La malcasada'. La presencia de personalidades como Valle Inclán, Muñoz Seca, Insúa, Fernádez Florez, el Conde de Romanones, Romero de Torres e incluso los militares Franco y Millán Astray, fue el mayor motivo de interés de una mediocre película taurina (Puede verse más metraje en RTVE.
Los amores de Carmen la cigarrera han tenido muchas versiones en la
pantalla. En la etapa muda, la célebre gitana fue interpretada por
estrellas como Pola Negri, Raquel Meller o Edna Purviance. La primera
versión española es una de las muchas películas mudas olvidadas.
“Nosotros no hacemos films para morir, sino para vivir, para vivir mejor. Y si se nos va la vida en ello, vendrán otros que continuarán…” Raymundo Gleyzer.
“Interrogar al cine partiendo de su faceta documental significa interrogarse sobre el estatuto de la realidad frente a la cámara, o la relación entre el filme y la realidad: Significa elegir un eje de reflexión, un eje que supone que el cine se reinventa a sí mismo cuando logra hacer visible algo que hasta entonces había permanecido inadvertido en nuestro mundo.” Jean Breschand.
Dirección: Alberto Arce, Mohammad Rujailah Script: Alberto Arce, Miquel Marti Freixas Edición: Alberto Arce, Miquel Marti Freixas Sonido...
RAM (Revista Archivo Manoseado)
Portada del Nº2 de RAM (Revista Archivo Manoseado), orientada a reflexionar y a divulgar todo lo relacionado al uso de los archivos para la creación de obras derivadas; técnica también conocida como found footage o cine de apropiación, reutilización, re-mezcla, re-edición, re-significación, usurpación, reciclaje, collage, etc.