TÃtulo original: O Dreamland
Año: 1953
Guión y Dirección: Lindsay Anderson
FotografÃa: John Fletcher.
Duración: 12 min.
Formato: 35 mm. Blanco y negro.
Formato copia: DVD-Rip.
PaÃs de producción: Inglaterra (U.K.)
Productora: Sequence
En 1953, mientras Lindsay Anderson co-dirigÃa Thursday's Children con Guy Brenton, tuvo la idea de utilizar algún material sobrante, una cámara de 16mm y una grabadora de sonido para filmar un cortometraje sobre Dreamland, el parque de atracciones de Margate, en Kent (Gran Bretaña).
Una vez completada, la pelÃcula fue archivada, con pocas expectativas de volver a ser proyectada. No fue hasta principios de 1956, cuando apareció la idea del primer programa de Cine Libre (Free Cinema), que se le ocurrió a Lindsay Anderson incluir O Dreamland.
Es uno de los trabajos más personales del Free Cinema, que claramente demuesta el desafÃo de Anderson hacia la ortodoxia de la tradición documental. En palabras del propio cineasta: "Los documentales británicos pocas veces dan la impresión de haber sido hechos por seres humanos: parecen más bien ser un producto bien acabado de un proceso industrial altamente eficiente y estandarizado. Sin grandes aristas: Si agrada a uno, nos agrada a todos. Al menos esto, espero, no puede decirse de O Dreamland.
La pelÃcula muestra una fotografÃa sombrÃa y poco atractiva y una banda sonora impresionista. A pesar de la ausencia de comentarios, la pelÃcula expresa el punto de vista de Anderson, crÃtico con las "atracciones" de Dreamland, una muestra de "la tortura a través de los siglos", un bingo, etc. todo entrelazado con los rostros impasibles de los participantes, a quienes Anderson ve como vÃctimas de una sociedad consumista y espiritualmente nihilista.
El uso creativo de sonidos desincronizados, simbolizados por la risa siniestra de un policÃa mecánico, será clave para la estética del Free Cinema. El efecto de O Dreamland será resumido por Gavin Lambert en su artÃculo sobre el Free Cinema: "Todo es feo... Casi demasiado".
"Lindsay Gordon Anderson (Bangalore, 17 de abril de 1923 - id, 30 de agosto de 1994). Director, productor y actor teatral y cinematográfico británico. Abierto a las tendencias del nuevo cine, actuó en varios filmes (Chariots of Fire, 1981) y ha dirigido If... (1968), Un hombre de suerte (1973) y Britannia Hospital (1982), entre otros"
Una vez completada, la pelÃcula fue archivada, con pocas expectativas de volver a ser proyectada. No fue hasta principios de 1956, cuando apareció la idea del primer programa de Cine Libre (Free Cinema), que se le ocurrió a Lindsay Anderson incluir O Dreamland.
Es uno de los trabajos más personales del Free Cinema, que claramente demuesta el desafÃo de Anderson hacia la ortodoxia de la tradición documental. En palabras del propio cineasta: "Los documentales británicos pocas veces dan la impresión de haber sido hechos por seres humanos: parecen más bien ser un producto bien acabado de un proceso industrial altamente eficiente y estandarizado. Sin grandes aristas: Si agrada a uno, nos agrada a todos. Al menos esto, espero, no puede decirse de O Dreamland.
La pelÃcula muestra una fotografÃa sombrÃa y poco atractiva y una banda sonora impresionista. A pesar de la ausencia de comentarios, la pelÃcula expresa el punto de vista de Anderson, crÃtico con las "atracciones" de Dreamland, una muestra de "la tortura a través de los siglos", un bingo, etc. todo entrelazado con los rostros impasibles de los participantes, a quienes Anderson ve como vÃctimas de una sociedad consumista y espiritualmente nihilista.
El uso creativo de sonidos desincronizados, simbolizados por la risa siniestra de un policÃa mecánico, será clave para la estética del Free Cinema. El efecto de O Dreamland será resumido por Gavin Lambert en su artÃculo sobre el Free Cinema: "Todo es feo... Casi demasiado".
"Lindsay Gordon Anderson (Bangalore, 17 de abril de 1923 - id, 30 de agosto de 1994). Director, productor y actor teatral y cinematográfico británico. Abierto a las tendencias del nuevo cine, actuó en varios filmes (Chariots of Fire, 1981) y ha dirigido If... (1968), Un hombre de suerte (1973) y Britannia Hospital (1982), entre otros"
Autómatas en la Tierra de los Sueños
Lo que nos perturba de los fenómenos no es que sean diferentes, sino lo que los asemeja a nosotros. Algo parecido ocurre con los autómatas. Nos inquietan y, por tanto, nos fascinan, porque en ellos reconocemos lo humano de su automatismo.
Una parte del metraje de O Dreamland está dedicada a retratar la galerÃa de autómatas del Parque de Atracciones de la localidad británica de Margate, en Kent. Los visitantes de la tarde del sábado o el domingo pasean su atocinamiento entre clásicas atracciones vertiginosas y mareantes, como el pulpo y las barcas, las que excitan la ilusión y la codicia, como las tragaperras, el bingo o el brazo mecánico que nunca termina de atrapar el reloj chapado en oro, o los puestos del tiro al globo, del aro que ha de encajarse en el cuello de la botella o de la tómbola que reparte suerte según el rostro de la estrella de cine que se ilumine. También hay un tragafuegos. Y unos escuálidos animales encerrados en sus jaulas.
Los espectadores –señoras, niños, abuelos, desocupados…- circulan abúlicos o abren la boca entontecidos entre tanta diversión que mas les sirve para matar el tiempo que como entretenimiento. Ayuda a ello el desajuste del sonido que repite incesante el último éxito de la música ligera, los números del bingo y la risa mecánica y enloquecida de los autómatas.
Precisamente son estos pabellones los que más contraste provocan con la alienación de los espectadores que se congregan en ellos. Los autómatas son vÃctimas o verdugos de las más atroces torturas. AsÃ, podemos contemplar la ejecución en la silla eléctrica del espÃa atómico Rosemberg mientras un funcionario de prisiones se carcajea hasta el descoyunte o torturas chinas e inquisitoriales entre las que destaca “la muerte por mil cortes”.
Lindsay Anderson rodó este documental en 1953 con una cámara portátil de 16 mm y el material sobrante de la pelÃcula que estaba realizando sobre una escuela de niños sordos: Thursday’s Children. Las latas durmieron en una estanterÃa hasta que en 1956 Anderson, que entonces trabajaba como programador en el National Film Theater, y otros compañeros como Tony Richardson y Karel Reisz decidieron programar una sesión conjunta de cortometrajes con el tÃtulo común de “Free Cinema”. El marbete hizo fortuna. Iba acompañado de un manifiesto en el que los “jóvenes airados” del cine británico defendÃan una nueva aproximación a la realidad, a la clase obrera y, por ende, nuevos métodos de producción. O Dreamland cumplÃa todos estos requisitos y suponÃa, al tiempo, una bofetada al modelo clásico de documental que Anderson estimaba puro formalismo. En 12 minutos la diversión adocenante adquiere caracteres de pesadilla y, cuando los espectadores abandonan el recinto del Parque de Atracciones todavÃa nos preguntamos de qué lado de la vitrina estaban ellos y de cuál los autómatas.
La carcajada mecánica seguro que traspasará su alma… si es que la tienen.
Fuentes de información: ArtÃculo "Autómatas en la Tierra de los Sueños" del Sr. Feliú, publicado por el magnifico blog "Circo Méliès", Hieros en Patio de Butacas (info y descargas).
Una parte del metraje de O Dreamland está dedicada a retratar la galerÃa de autómatas del Parque de Atracciones de la localidad británica de Margate, en Kent. Los visitantes de la tarde del sábado o el domingo pasean su atocinamiento entre clásicas atracciones vertiginosas y mareantes, como el pulpo y las barcas, las que excitan la ilusión y la codicia, como las tragaperras, el bingo o el brazo mecánico que nunca termina de atrapar el reloj chapado en oro, o los puestos del tiro al globo, del aro que ha de encajarse en el cuello de la botella o de la tómbola que reparte suerte según el rostro de la estrella de cine que se ilumine. También hay un tragafuegos. Y unos escuálidos animales encerrados en sus jaulas.
Los espectadores –señoras, niños, abuelos, desocupados…- circulan abúlicos o abren la boca entontecidos entre tanta diversión que mas les sirve para matar el tiempo que como entretenimiento. Ayuda a ello el desajuste del sonido que repite incesante el último éxito de la música ligera, los números del bingo y la risa mecánica y enloquecida de los autómatas.
Precisamente son estos pabellones los que más contraste provocan con la alienación de los espectadores que se congregan en ellos. Los autómatas son vÃctimas o verdugos de las más atroces torturas. AsÃ, podemos contemplar la ejecución en la silla eléctrica del espÃa atómico Rosemberg mientras un funcionario de prisiones se carcajea hasta el descoyunte o torturas chinas e inquisitoriales entre las que destaca “la muerte por mil cortes”.
Lindsay Anderson rodó este documental en 1953 con una cámara portátil de 16 mm y el material sobrante de la pelÃcula que estaba realizando sobre una escuela de niños sordos: Thursday’s Children. Las latas durmieron en una estanterÃa hasta que en 1956 Anderson, que entonces trabajaba como programador en el National Film Theater, y otros compañeros como Tony Richardson y Karel Reisz decidieron programar una sesión conjunta de cortometrajes con el tÃtulo común de “Free Cinema”. El marbete hizo fortuna. Iba acompañado de un manifiesto en el que los “jóvenes airados” del cine británico defendÃan una nueva aproximación a la realidad, a la clase obrera y, por ende, nuevos métodos de producción. O Dreamland cumplÃa todos estos requisitos y suponÃa, al tiempo, una bofetada al modelo clásico de documental que Anderson estimaba puro formalismo. En 12 minutos la diversión adocenante adquiere caracteres de pesadilla y, cuando los espectadores abandonan el recinto del Parque de Atracciones todavÃa nos preguntamos de qué lado de la vitrina estaban ellos y de cuál los autómatas.
La carcajada mecánica seguro que traspasará su alma… si es que la tienen.
Fuentes de información: ArtÃculo "Autómatas en la Tierra de los Sueños" del Sr. Feliú, publicado por el magnifico blog "Circo Méliès", Hieros en Patio de Butacas (info y descargas).
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