Fotografía y cámara: Jaime Reyes y Germán Malig.
Sonido directo: Mario Díaz y Pablo Basulto.
Montaje: Luciano Berriatúa.
Música: José Antonio Quintano.
Secretaria de producción: Alicia Crespo.
Productor: Arturo Feliú.
Casa de producción: Santiago Cinematográfica y P. Guzmán.
Soporte de rodaje: 16 MM en color.
Soporte definitivo: 16 MM (1.85), DVD y Beta Pal.
Año de Producción: 1985-1986.
País de producción: Chile, España.
Duración: 95 min.
Detención de una parte del equipo de rodaje: Hernán Castro, asistente de dirección y Pablo Basulto, ingeniero de sonido. Santiago, 1985. |
Sinopsis
Al contrario de lo ocurrido en España y numerosos países de América Latina, la Iglesia católica chilena se opuso a la dictadura militar de una forma muy clara, inequívoca. Su cardenal, Raúl Silva Henríquez, creó la Vicaría de la Solidaridad, una verdadera oficina de derechos humanos para defender a los perseguidos con abogados, médicos y sicólogos. La película muestra el impresionante movimiento de masas contra la dictadura que se generó a partir de 1984 en el centro y los barrios periféricos de numerosas ciudades del país, apoyado por incontables grupos opositores: universidades, liceos, asociaciones, gremios, sindicatos, etc., que organizaban las “jornadas de protesta”.
Selección de Críticas
“Guzmán investiga el papel de la Iglesia católica en el Chile de hoy mediante entrevistas con curas y arzobispos que hablan francamente contra el régimen y donde describen la realidad cotidiana chilena. Aparecen al lado de un material espectacular de las manifestaciones callejeras y rebeliones, brutalmente reprimidas por la policía y el éjército, que muchas veces utilizan los temidos camiones de agua montados encima de vehículos blindados. Aún más importante, Guzmán muestra el trabajo de la Vicaría, una organización de la Iglesia que se dedica a la defensa de los derechos humanos, y los intentos de parte del régimen de interrumpir su trabajo. Pero el filme llega a su punto más eficaz cuando habla con algunos de los sacerdotes cuyas ideas y teología han sufrido cambios importantes gracias al contacto con la gente común que llena las parroquias. Sin embargo siempre está el ejército en el fondo, que en realidad se convierte en una organización antiterrorista. Ellos también evocan en sus rituales el nombre de Dios. Guzmán mantiene una línea magistral entre los dos polos que dividen Chile, mientras que en ningún instante nos oculta de qué lado están sus simpatías. Piers Handling, director del Festival de Toronto, septiembre 1987.
“En nombre de Dios”, firmado por Patricio Guzmán para la TV española, parece un testimonio excepcional de la esquizofrenia del régimen de Pinochet que encarcela y tortura a los disidentes pero al mismo tiempo deja libre a los chilenos de manifestarse contra la dictadura y a los reporteros de cine filmar las cargas de la policía. De una duración de hora y media –mejor que todo lo que yo hubiera podido hacer en un reportaje periodístico–, el documental permite saborear la delirante ideología de los hombres de Pinochet y de valorizar el gran significado de la posición asumida por muchos arzobispos”… Corriere della Sera, Giovani Grazzini, 4 diciembre 1987.
“En nombre de Dios, el último documental del magistral realizador de La batalla de Chile, es la otra cara del filme de Antony Thomas Hágase tu voluntad en el cielo como en la tierra. El filme de Thomas expone una iglesia popular que explota a sus seguidores con fines lucrativos y una política derechista –la Iglesia de los evangelizadores de la televisión norteamericana. La película de Guzmán celebra una Iglesia popular que defiende los derechos civiles de sus seguidores y apoya su liberación social –la Iglesia católica de Chile. (…) Los curas chilenos impresionan por su capacidad de entrega, flexibilidad y firmeza de carácter. (…) Guzmán demuestra que la Iglesia ha creado una contracultura virtual y completa con una oficina de derechos humanos, la Vicaría, en oposición (…) al régimen de Pinochet”. San Francisco Examiner, David Armstrong, 25 marzo 1988.
“Guzmán entrega una mirada viva y técnicamente sólida sobre un tema complejo que está a la altura de sus trabajos anteriores”. Variety, Hans Ehrman, 18 abril 1987.
“En nombre de Dios ha obtenido una de las más sonoras ovaciones oídas en el festival de La Habana”. Ángel Fernández Santos, El País, l7 diciembre 1987.
“Guzmán ha filmado manifestaciones, arrestos y violencia de cada tipo siempre encontrándose en el centro del acontecimiento y el jurado del Festival dei Popoli (Florencia, Italia) ha subrayado en la argumentación del premio el coraje del director: “Realizado en circunstancias extremadamente dramáticas –dice la argumentación-, el filme transmite con gran inmediatez y fuerza el sentido de la continuidad de la lucha de un pueblo que combate con todos los medios a la dictadura. Además, el director ilustra de manera inédita la imagen de una Iglesia que se inscribe como protagonista en esta lucha, sosteniéndola con todos los medios ideales, morales y prácticos”. A.F. Toscana Oggi, 13 diciembre 1987.
Fuentes de información: FIDOCS, CineChile, Patricio Guzman.
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