Título original: Nuit et brouillard-Noche y niebla
Dirección: Alain Resnais
Guión: Jean Cayrol
Fotografía: Ghrislain Cloquet, Sacha Vierny
Ayudandes de dirección: André Heinrich, Chris Marker y Jean Charles Lauthe
Montaje: Anne Sarraute
Música: Hanns Eisler
Montaje: Anne Sarraute
Montaje: Anne Sarraute
Música: Hanns Eisler
Montaje: Anne Sarraute
Música: Hanns Eisler
Sonido: Henry Colpi, Jacqueline Chasney
Productor: Edouard Muszka
Productora: Cocinor / Cosmo-Films / Argos Films
Idioma: Francés con subtitulos en castellano
País de producción: Francia
Año: 1955
Duración: 32 min.
Doce años después de la Liberación y del descubrimiento de los campos de concentración nazis, Alain Resnais entra en el desierto y siniestro campo de Auschwitz. Lentos travellings en color sobre la arquitectura despoblada, donde la hierba crece de nuevo, alternan con imágenes de archivo (en blanco y negro, rodadas en 1944) que reconstruyen la inimaginable tragedia que sufrieron los prisioneros así como las causas y las consecuencias de esa tragedia: desde el advenimiento del nazismo y la deportación de los judíos hasta el juicio de Nuremberg.
Analisis sobre la obra por: Clara Castro
Utilizando como base el poemario de Jean Cayrol (superviviente del Holocausto), el documental de Resnais busca reflexionar sobre el horror y la responsabilidad social sobre la tragedia tomando como especiales protagonistas a las víctimas del “Decreto Noche y Niebla” (los prisioneros NN) por el que enemigos políticos o combatientes eran víctimas de desapariciones forzosas, asesinatos o deportaciones que los conducían a campos de concentración.
Noche y niebla muestra
el proceso por el que pasaban desde que eran deportados hasta que se
enfrentaban a las últimas consecuencias. A pesar de su corta duración,
este documental relata con detalle cómo se planteó la construcción de
los campos, la organización de mando y de los retenidos, la distribución
del trabajo, los métodos de exterminio, el aprovechamiento de los
cadáveres… Noche y niebla da
cuenta del funcionamiento de los campos como ciudades autónomas y de la
ley y pensamiento que regía en ellas sin evitar en ningún momento (ni
en imágenes ni en el discurso) el drama y la barbarie que encerraban.
Con una voz over que
comparte con el espectador tanto sus pensamientos y miedos como sus
reproches, el narrador alude a los hechos cronológicamente hasta llegar
también a la liberación de los campos por las tropas aliadas y a la
celebración de los juicios contra los implicados en el Holocausto.
Destacando el hecho de que ninguno de los acusados se responsabiliza de
sus actos, la voz over se
atreve a reprochar al espectador y advertirle de que lo vivido, en
efecto, fue real y es una responsabilidad social y personal que no
suceda de nuevo.
Jugando en todo momento precisamente con la idea de que proximidad con lo ocurrido, Noche y niebla comienza mostrando un paraje encantador que, en apenas un movimiento de cámara, muestra al público un horror rodeado de alambre de espinos. Mediante la utilización de imágenes de archivo (tomadas tanto por el ejército nazi como por el aliado) y del presente (que se evidencian por el paso del tiempo y por el intencionado contraste entre el color y el blanco y negro), la intención del documental no es la de reforzar la idea de brecha temporal, sino la de mostrar una cierta continuidad que refuerza en el espectador la imposibilidad del olvido. De esta manera, a través de transiciones sutiles o de asociaciones temáticas el público camina entre distintos momentos temporales pero una misma sensación ante lo mostrado.
Jugando en todo momento precisamente con la idea de que proximidad con lo ocurrido, Noche y niebla comienza mostrando un paraje encantador que, en apenas un movimiento de cámara, muestra al público un horror rodeado de alambre de espinos. Mediante la utilización de imágenes de archivo (tomadas tanto por el ejército nazi como por el aliado) y del presente (que se evidencian por el paso del tiempo y por el intencionado contraste entre el color y el blanco y negro), la intención del documental no es la de reforzar la idea de brecha temporal, sino la de mostrar una cierta continuidad que refuerza en el espectador la imposibilidad del olvido. De esta manera, a través de transiciones sutiles o de asociaciones temáticas el público camina entre distintos momentos temporales pero una misma sensación ante lo mostrado.
A pesar de ello, cada momento histórico tiene su manera de presentarse ante el espectador: mientras que en las tomas del presente predominan los travelling y panorámicas horizontales con tomas amplias (que enfatizan la intención de degradación grupal) como ojos que quieren verlo todo, las imágenes de archivo demuestran la intención de registro con la que fueron tomadas predominando las tomas descriptivas y planos detalle, como haría quien ve algo que le asombra y quiere guardarlo en su memoria para siempre.
Para fomentar las ideas que la voz over va enunciando (la crueldad, el horror…), el montaje utiliza en ocasiones la repetición de motivos (bien en imágenes en movimiento como con fotografías) que potencian esas ideas (como por ejemplo, las diferentes técnicas utilizadas en los campos para deshumanizar a los judíos) y el contraste con el uso de la música.
Noche y niebla es un ejemplo de documental histórico en el que la revisión del pasado se realiza a través de la sobriedad técnica y el compromiso del discurso. Siendo realizado con la colaboración de futuros maestros del cine documental (como Chris Marker), esta obra de Resnais se convertirá en referente para las nuevas generaciones de documentalistas tanto a nivel formal como argumental (como probará en el año 1961 la obra fundamental del cinéma verité Crónica de un verano -Edgar Morin y Jean Rouch).
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