Guión y dirección: Alan Berliner
Director de fotografía: Ian Vollmer
Montaje: Alan Berliner
Sonido: Bill Seery, Chris Ward
Producción: Sheila Nevins, Lisa Heller
País producción: EE.UU,
Año: 2006
Duración: 76 min.
Genealogía del amanecer
Por Juan Muñoz-Tébar
La insoportable pesadilla del insomne consiste en estar despierto en medio de la sala de espera de su cerebro, esperando la llegada del sueño. Por esa sala desfilan sonidos, canciones, pensamientos e imágenes que, como bien sugiere Alan Berliner en Wide Awake (2006), constituyen una experiencia cercana a la proyección de una película en el interior de nuestro cráneo. El problema, claro está, es que ésta no es una experiencia agradable, y aún más, puede convertirse en algo terrible cuando Berliner descubre que el insomnio, un aparente aliado de su obra artística, ahora atenta contra sus universos creativo y familiar. Dos universos que en el caso de sus documentales, ensayos fílmicos o como se les quiera definir, parecen estar unidos irremediablemente.
Después de visionar Wide Awake sabemos que todas las películas de Alan Berliner se han hecho durante la noche. Han sido construidas por un noctámbulo newyorkino cuya pasión por las estructuras narrativas y los detalles en sus películas sólo es posible gracias a la obsesión de crear, ordenar y utilizar un prodigioso archivo personal de objetos, fotos, sonidos e imágenes cinematográficas. Entonces, ocurre que el tranquilo reinado nocturno que cada día Berliner ejerce en su archivo suele terminar con la realidad de su cama, lugar donde tiene que enfrentarse a la inevitable batalla contra el insomnio. Y ocurre que Wide Awake nos habla justamente de un elemento que surge para romper la circularidad de esa rutina creativa: la llegada del amanecer, o más bien, el nacimiento de su hijo Eli Oz Berliner y todos los cambios vitales que esto comprende.
Las películas de Berliner se han caracterizado por recuperar el narrador en primera persona en su versión más reflexiva, rebelde y poética, es decir, aquella que sigue y al mismo tiempo desafía la tradición del ensayo. Cada una de sus películas ha planteado la creación de una sinfonía de voces que reinterpreta la acostumbrada utilización del material de archivo, la entrevista y la voz en off, apuntando hacia la configuración de un diálogo que inteligentemente sustenta las dudas y contradicciones de Berliner. Así, diseñó una poética del anonimato en The family Album (1986); reinventó a su abuelo en Intimate Stranger (1991); desdibujó con su padre los límites de la genealogía y del cine doméstico en Nobody’s Business (1996), y transformó en pregunta cada respuesta que halló sobre la identidad personal en The Sweetest Sound (2001). Y ahora, Wide Awake plantea otro juego de perspectivas: como siempre, Alan Berliner es el narrador y, como sucede en The Sweetest Sound, él es el protagonista principal. No obstante, a diferencia de aquella película, en esta ocasión no hay otras personas llamadas Alan Berliner, sino que el autor toma la decisión de fragmentarse, a sí mismo, en varios Alan Berliner.
¿Y cuántos Alan Berliner hay en Wide Awake? Varios, o mejor dicho, los suficientes para demostrar su complejidad como ser humano y como creador obsesivo, a la vez que justifica, de un modo sorprendente, la utilización fragmentada e imaginativa de su material de archivo. En Wide Awake nos encontramos con un joven Alan que hace unos años ya explicaba sus convicciones noctámbulas, pasando por el Alan preocupado que ahora habla sobre el insomnio con científicos y especialistas, o el Alan demiurgo que graba su voz en off mientras construye la película desde su archivo. Todos ellos, sumados a otras voces, indican el camino que nos conduce a visitar, una vez más, uno de los terrenos preferidos de Berliner: su propio universo familiar y su relación con la genealogía.
En sus películas anteriores, Berliner siempre jugó con la relación genealógica entre el pasado y el presente, y en Wide Awake repite el experimento al intentar descubrir si su insomnio proviene de una herencia familiar, o si más bien es producto de escuchar las peleas nocturnas de sus padres durante su infancia. Ante la ausencia de una respuesta definitiva (su familia no puede dársela, y encima, ni siquiera los científicos saben cómo funcionan las pastillas para dormir), de pronto, Alan Berliner se encuentra anclado en un presente donde el pasado no tiene peso, insomne y a punto de tener un hijo
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La genealogía no sólo sugiere la idea de estudiar el pasado familiar para entender el presente. Plantea, más allá del paso del tiempo, la idea de un continuo, o si prefiere, la posibilidad teórica – incluso budista – de que formamos parte de una línea casi infinita cuyos extremos nunca conoceremos. Así, el nacimiento de Eli Oz Berliner no sólo marca la continuidad genealógica de su familia, sino que ofrece a su padre tanto la oportunidad de cambiar (acabando con su rutina nocturna y controlando su insomnio para poder compartir el día con su hijo), como la posibilidad de enunciar, por primera vez, una pregunta hacia el futuro: Eli Oz, vestido igual que Alan, juega mezclando unos recortes de periódico que su padre luego clasificará, y todo ello en medio de su impecable y ordenado archivo. El futuro, al igual que el pasado, está lleno de cambios desconocidos e inesperados. Una verdad provisional a la que Berliner accede, sin melodrama ni falsa inocencia, a través de la mirada extraordinaria de su hijo. El único personaje para quien la realidad es todavía un todo y no la suma de muchos fragmentos, y que además, no sabe que su padre está haciendo una película.
Wide Awake, por tanto, es una película sobre el cambio que se termina en medio de la duda, en el asomo del principio de una nueva etapa en la vida de Berliner, como hijo, hermano, esposo, padre de familia y también como creador (que recuerda un poco al film Abril (1997) de Nanni Moretti). Si logra cambiar, es algo que sólo podremos saber en su próxima película. Y si puede dormir o no, o si pasa la noche despierto o dormido, siempre le quedará la frase de Rafael Conte: “Menos mal que siempre viene luego la noche para poner las cosas en su lugar”.
1 comentarios:
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