Título original: Ecos del Desgarro, la historia de una revolución imposible
Dirección y Producción: Cámara Negra
Investigación y Guión: Cámara Negra
Producción: Cámara Negra
Fotografía, Sonido y Montaje: Cámara Negra
Formato: Digital / HD
País de producción: España
Año: 2015
Duración: 70 min.
Website: Cámara Negra
Ecos del desgarro: la historia de una revolución imposible.
Un documental libertario, colectivo y autogestionado sobre lxs activistas en la Revolución Siria
A la luz del despertar revolucionario de los países del Norte de
África y de Oriente Medio y el aumento de la ola de protestas en Europa,
es extremadamente importante para estos movimientos trabajar no sólo en
paralelo, si no apoyandose entre ellos. Desafortunadamente, la imagen
que los medios de comunicación muestran de los países islámicos en
Europa y el materialismo europeo en regiones musulmanas, afecta no sólo a
la imagen estereotipada de la mayor parte de la sociedad, si no también
de los círculos anti-autoritarios.
Por eso creemos importante conocernos lxs unxs a lxs otrxs para
establecer puntos de contacto y entender las condiciones locales de cada
unx. Ambos movimientos nos enfrentamos a cambios similares: la
imposición de la economía liberal y l amenaza de la extrema derecha,
cristiana o islámica. También ambos tenemos objetivos similares: la
lucha por la sociedad libre y autónoma basada en la tolerancia, la
igualdad y la apertura, una sociedad en la que lo social esté por encima
de los mercantil.
Son estos objetivos comunes los que asustan a los dirigentes y es por
ello por lo que generan artificialmente el conflicto de civilizaciones.
En este punto de inflexión del despertar social, es cuando nosotras
tenemos que decidir si este conflicto se va a hacer realidad y si vamos a
comenzar una lucha conjunta para lograr una sociedad común.
Título original: "Los estudiantes desaparecidos del Colegio Nacional de Buenos Aires"
Dirección y Producción: Ernesto Ardito y Virna Molina
Investigación y Guión: Ernesto Ardito y Virna Molina
Producctor Asociado: Canal Encuentro
Fotografía, Sonido y Montaje: Ernesto Ardito y Virna Molina
Animaciones: Virna Molina
Música: Ernesto Ardito y Virna Molina
El documental narra la historia de un grupo de adolescentes secuestrados y desaparecidos por la dictadura militar argentina en 1976. Eran estudiantes del Colegio Nacional de Buenos Aires, el más antiguo y prestigioso del país. Tenían entre 15 y 19 años y participaban de la Unión de Estudiantes Secundarios. Vivieron días signados por el amor, la militancia, la clandestinidad, el peligro, hasta que el terrorismo de Estado interrumpió violentamente su adolescencia. Hoy, muchos de ellos están desaparecidos. Otros regresaron del exilio. Las filmaciones familiares de aquellos días son fragmentos de recuerdos, que los relatos de los sobrevivientes entretejen, como testimonio para las nuevas generaciones.
Premios y distinciones:
-Premio Memoria: TV UNAM - Julio Pliego, en la 9ª Edición del Festival de la Memoria, Mèxico.
-Premio Especial del Jurado en el Festival de Cine Político de Argentina, 2015.
-Mención Especial Premio Memoria, Festival Internacional de Cine Latinoamericano de La Habana, Cuba.
-Mejor Postproducción. Premio Nuevas Miradas de la Televisión Argentina, 2015.
-Competencia oficial del Festival Internacional de Cine de Guadalajara, México, 2015.
-Declarado de Interés Cultural por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.
Los realizadores:
Virna Molina (1975) y Ernesto Ardito (1972) nacieron en Buenos Aires y
son documentalistas Argentinos. Sus films obtuvieron 32 premios
internacionales. En 2003 estrenaron su opera prima, el largometraje
documental “Raymundo”, sobre Raymundo Gleyzer, cineasta desaparecido por
la dictadura militar. En 2008 estrenaron “Corazón de Fábrica”, sobre la
fábrica Zanón de Neuquén, autogestionada por sus trabajadores. Dictaron
luego seminarios sobre cine documental en diferentes universidades del
mundo, principalmente en Estados Unidos y Alemania. A su vez, trabajaron
como jurados en festivales de cine y en los fondos de financiamiento
para documentales en el INCAA de Argentina y CNTV/Fondart, en Chile.
En 2011 Ernesto realizó un film en solitario llamado "Nazión", ensayo
documental sobre la historia del fascismo en Argentina, premiado en
Italia. Mientras que ambos crearon y dirigieron para canal Encuentro, la
serie Memoria Iluminada, abordando las vidas de Alejandra Pizarnik,
Maria Elena Walsh, Paco Urondo y Raymundo Gleyzer. El año 2013
coincidió con la terminación de dos largometrajes a la vez. "Moreno",
sobre el crimen político y el pensamiento de Mariano Moreno. Y
"Alejandra" sobre la poeta Alejandra Pizarnik. En 2014 estrenan el
documental "El futuro es nuestro" y trabajan en la preproducción de
"Sinfonía para Ana", su primer ficción.
Título original:
Animación en la sala de espera
Dirección: Carlos Rodríguez Sanz & Manuel Coronado.
Fotografía: Miguel Angel Trujillo Montaje: Tucho Rodríguez Producción: Ghetto Films, Taller de Cine
País de producción: España
Año: 1981
Duración: min.
Carlos Rodríguez Sanz y Manuel Coronado
realizaron entre los años 1978 y 1981 una película que retrata la vida
diaria de los pacientes de un centro psiquiátrico de Leganés, atendiendo
los resultados de otras propuestas foráneas, con un punto de vista
particular.
Desde que Frederick Wiseman se
adentrara con la cámara en un hospital psiquiátrico norteamericano para
realizar un retrato del entorno de los enfermos mentales en su película Titicut Follies (1967)
-una de las cumbres del llamado Cine Directo- han sido muchos los
cineastas que han tratado de buscar un enfoque personal alrededor del
mismo tema. La elección de ese espacio físico como centro neurálgico
para la elaboración de un filme implica una postura moral, de la que
irremediablemente emerge una pregunta: ¿de qué modo representar un
espacio profílmico ya de por sí delicado?
Carlos Rodríguez Sanz y Manuel Coronado
realizaron entre los años 1978 y 1981 una película que retrata la vida
diaria de los pacientes de un centro psiquiátrico de Leganés, atendiendo
los resultados de otras propuestas foráneas, con un punto de vista
particular. Basculando entre el acercamiento y el distanciamiento
-gracias a un uso certero de los recursos estilísticos y un interés en
dar voz y acompañar a los protagonistas-, los dos directores conformaron
un largometraje documental cuya abstracción resulta más pronunciada de
lo que en un principio podría parecer.
Un travelling inicial que se introduce en el hospital
desde el patio exterior, indica, cámara en mano, el grado de curiosidad
por definir mediante las imágenes un espacio vital determinado por
quienes lo habitan. El plano editado a continuación está tomado en uno
de los pasillos interiores del edificio, desde un punto de vista
relativamente bajo. Las diferentes imágenes capturadas desde ese mismo
encuadre permiten componer un cuadro fantasmagórico en el que los
pacientes, ensimismados, aparecen y desaparecen de campo por arte de
magia a lo largo de unos paseos dubitativos.
El efecto de encadenados
realizado en el laboratorio anuncia un distanciamiento respecto al
objeto representado que a lo largo del film seirá mostrando mediante
ingeniosos recursos que, sin caer en un vacuo formalismo, denotan una
postura reservada que evita la intromisión.
El uso de muchas de las declaraciones de los internos en voice over
–junto con imágenes de otros pacientes, completamente abstraídos en
ellos mismos-, ayudan a crear un tempo fílmico concreto que se sustenta
en los sigilosos seguimientos de los internos en sus paseos, en las
introducciones musicales de piano y en las series de planos que
funcionan como intervalos (los conjuntos de imágenes de las manos y los
rostros que dan unidad a los quehaceres y las expresiones de los
pacientes). “Aquí tampoco estamos mal, ¿no le parece a usted? Hay mucha
limpieza, unos médicos bastante buenos, tenemos libertad… se come
bastante bien. No estamos tan mal!”, dice una de las voces sin
identificar, mientras se observan personas aisladas en unos interiores
desoladores.
Algunas entrevistas y monólogos tan delirantes como el
siguiente se incluyen sin incluir su emisor, dejando un sugerente margen
para la elucubración: “A la Luna sí que he subido una vez, ¿entiendes?
Ahí se disfruta de gloria eterna. En la Luna hay agua, hay montes,
casitas, autos, ahí hay de todo. ¡Gloria eterna la de la Luna!
¿Entiendes? La gente está en la parte de abajo y como van los astros,
absorben el personal, ¿entiendes? Y luego, después, el que llega a la
cúspide de la Luna pues ya disfruta de gloria! Hacen polvorones todos
los días!” Las pocas declaraciones que se recogen a lo largo de la hora y
diecisiete minutos que dura la película están construidas como
intervenciones aisladas que ni dialogan entre sí, ni crean continuidad
con las siguientes, más bien se estructuran como compartimentos estancos
que se relacionan perfectamente con la desidia, la apatía, la quietud,
la contemplación y la espera, manifestada en cada uno de los pacientes.
La acción resulta prácticamente inexistente. La sensación de incapacidad
comunicativa entre el equipo de realización y las personas filmadas
hace que el filme avance como una espera continua por ver animado el
panorama.
Esa voluntad por romper con la falta de movimiento, que ya se
indica en el título de la película, incluye un oxímoron ya que esa
animación, ese interés por provocar la movilidad, choca una y otra vez
con la espera, la pausa y el tiempo muerto.“Yo se pensar al revés”, dice
una chica joven que concluye con un “(de pequeña) me hacía la tonta
para que no me comiesen el coco”. El límite entre la cordura y la
ineptitud se diluye mientras la posibilidad de la lucidez hace acto de
presencia. Cuando el cámara y el sonidista interpelan a uno de los
personajes (en un recurso propio del cinéma vérité), se acaba
optando por la filmación de unas fotos de esa misma persona, un rostro y
unas expresiones que esconden una compleja salud mental. Equiparar esos
retratos fotográficos con los planos capturados por la cámara
cinematográfica permiten encontrar más de un paralelismo; las imágenes
captadas permiten moldearse mediante el tiempo dado para su observación.
Al final unas y otras se confunden, remarcando el hecho de que los
movimientos de los internos o son espasmódicos y repetitivos, o
inexistentes.
Inquietudes vanguardistas practicadas en el montaje como la congelación de la imagen, el uso del slow motion
y la aplicación de sonidos no diegéticos -que acaban configurando una
música hecha de sutiles zumbidos con resonancias de música concreta-,
dan un tono extraño y esquizoide que, sin remarcarse en ningún momento
–la ausencia de retórica de la que habla Riambau-,
demuestra que estamos ante una patología psíquica que, curiosamente, da
más de un fruto en el documental español de finales de los setenta y
principios de los ochenta.
Auxiliares de cámara: Emili Baptista,
Pilar Ramo, María Monsalve
Sonido: Atom Samit, Emili Baptista, Pilar
Ramo, María Monsalve, Lucía Varni, Manuel Malo, Paco Mesino
Música: Raül Fuentes
Productor ejecutivo: Ricardo Akershtein
Productora: Escuela de Cine de Barcelona
Formato: HDV 16:9 color + B/N
Intervienen: Trinidad Aguilera, Dolores
Aljaro, Andrés García, Sergio García, Ángel Gonzálvez, Jesús Haro, Miguel
López, Miguel Ángel Perona, Ginés Salmerón, Neus Villanueva y Antonio Yuste
Idioma: Español y catalán con subtítulos
en inglés
Vallcarca fue creado en 1903 junto a Sitges
para albergar a los trabajadores de la nueva fábrica de cemento MC Butsems y
Fadrera. En los años 50 y 60 la compañía creció, y con ella la colonia,
convirtiéndose en un pueblo de cinco mil habitantes. Los cambios políticos y
económicos de los años 70 provocaron la expansión de la fábrica de cemente y
con ella la destrucción del pueblo y su paraje natural. Hoy, la única calle que
queda en pie en Vallcarca está poblada por los fantasmas del pasado y las
experiencias que habitan únicamente en la memoria de quienes vivieron en el
pueblo.
Artículo, crítica y/o análisis sobre la
obra:
“Quizás, al igual que los esqueletos
fósiles, quedarán pequeños vestigios, una leve muestra de una presencia más
grande, pero omitida. Como los 'Monumentos en
la luna' que propone Atom Samit, en una sobrecogedora unión entre el
pasado y el presente de la cementera de Vallcarca (Sitges), donde tan sólo
fotos añejas y piedras desacomodadas son testigos de la vida de miles de
familias, cuyo destino fue decidido por una cantera, un río y un edificio de
hormigón”. (Marta Medina del Valle; FIBABC)