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martes, 25 de febrero de 2014

El ejército desnudo del emperador sigue marchando

Título original: Yuki Yukite shingun (The Emperor's Naked Army Marches On)
Dirección: Kazuo Hara
Fotografía: Kazuo Hara
Montaje: Jun Nabeshima
Producción: Sachiko Kobayashi
Interviene: Kenzo Okuzaki
País de producción: Japón
Idioma: Japones con subtítulos en castellano o en inglés.
Año: 1987
Duración: 122 min.












Este documental, rodado durante cinco años, tiene como protagonista a Okuzaku Kenzo, un hombre de 62 años, superviviente de la campaña de Nueva Guinea de la Segunda Guerra Mundial y famoso por atentar contra el Emperador acusándolo de cometer crímenes de guerra. Cuando Okuzaki emprende la investigación del asesinato de dos miembros de un escuadrón a manos de sus superiores, su búsqueda, organizada mediante duros interrogatorios, se va tornando cada vez más violenta. Finalmente, la película ofrece una incisiva exploración de los conceptos de memoria y culpa colectiva, temas habitualmente ignorados en el Japón moderno.*1




En la cara oscura del sol naciente
Kazuo Hara, documentalista japonés de culto *2
Elsa Fernández-Santos  Madrid 20 ABR 2011

Kazuo Hara rodó sus cuatro únicos documentales entre 1972 y 1994. Desde entonces el cineasta japonés (nacido en 1945) se dedica a la enseñanza o a viajar por el mundo con sus películas bajo el brazo. Allá donde va le persigue una traductora (no habla ni inglés) y la etiqueta de cineasta incómodo, incisivo, revolucionario, amargo o -simplemente- brutal. Una frase de Susan Sontag sobre su película The emperor's naked Army marches on (El ejército desnudo del emperador aún camina, 1987) le ha servido de salvoconducto para cruzar las férreas fronteras culturales de Occidente. "Es el documental de documentales", dijo la escritora estadounidense cuando vio este filme sobre Kenzo Okuzaki, un excombatiente de la Guerra del Pacífico que Hara conoció gracias a Shohei Imamura y del que no se separó durante los cinco años de su cruzada contra los crímenes de guerra japoneses.

En realidad, a Hara le deberían bastar los 458 minutos que suman sus cuatro películas para poder hablar con autoridad por el mundo de cómo se filma no solo ese "documental de documentales", sino también la intimidad más salvaje sin caer en lo impúdico (Extreme private Eros: love song, 1974), la mentira como el escurridizo espacio de la ficción (A dedicated life, 1994) o la miseria sin el velo de la piedad (Goodbye C, 1972).

(...)

Con sus gafas a lo Lennon (se considera un hombre heredero de su tiempo, los setenta, "una época única que demasiado pronto se quedó en nada", dice) lamenta que Japón sea un gran desconocido barnizado con pobres tópicos. "Lo que más me ha llamado la atención de las noticias que ha provocado Fukushima es esa visión del comportamiento ejemplar de Japón ante la tragedia, como si fuera una superioridad innata. No puede ser más falso. El pueblo japonés ni es reprimido, ni resignado, ni tiene autocontrol. Sangramos, aunque exista un sentido del poder colectivo que manipule los grandes gestos de nuestra población".

Kazuo Hara, profesor de documental en Tokio, tiene un consejo y una lista de reproches: "Lo único que importa para hacer una buena película es plantearse las preguntas adecuadas. Pero las preguntas de hoy son: ¿Quién soy yo? ¿Qué hago yo aquí? ¿Por qué he nacido? Los directores se colocan en el centro del discurso, no quiere ir más allá de sí mismos. Cuando yo rodé la historia de mi ex mujer [Extreme private Eros: love song], me utilicé a mí mismo para hablar de algo que era mucho más importante yo: la familia, el feminismo, el sexo. Pero hoy solo se hacen autodocumentales en los que la cámara les sirve exclusivamente de espejo".

Las películas de Hara han sido terriblemente polémicas en Japón. Durante los dos años que siguió a su mujer, ella -radical feminista- tuvo una etapa homosexual, engendró al descendiente de un militar afroamericano, trabajó en un club de alterne y montó una guardería para los hijos de sus compañeras.

Su carrera se clausuró con su filme sobre el escritor Mitsuharu Inoue, a quien en pleno rodaje le fue diagnosticado un cáncer terminal de hígado. Lo que empieza como el retrato más o menos amable de un escritor de poderosa personalidad acaba siendo un ensayo en paralelo sobre la muerte y los límites de la ficción. "¿Sabe? En todas mis películas está muy presente la reflexión sobre ficción y realidad, pero cuando yo empecé a rodar a Inoue no podía ni imaginar que él mentía sin parar. Todo fue ocurriendo ante mí. Hace 17 años dejé de rodar y hace 10 dejé de buscar. Y no creo que vuelva a hacerlo nunca. No es que no quiera, es que ya no encuentro historias así. La sociedad ha perdido energía. Y el individuo con ella".


Fuentes de información: Wikipedia,*1 FilmAffinity, *2 El País,




viernes, 7 de febrero de 2014

La guerrilla y la esperanza: Lucio Cabañas

Dirección: Gerardo Tort
Guión: Marina Stavenhage
Producción: Marina Stavenhage, Gerardo Tort
Compañía Productora: Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), La Rabia Films
Fotografía: José Antonio Lend, Héctor Ortega
Edición: Juan Carlos Solórzano, Gerardo Tort
Sonido:  Diego Herrera, Jaime Pavón (la Cola Del Tigre) 
Música: Diego Herrera
País de producción: México 
Año: 2005
Duración: 111 min












Documental que narra la guerra sucia que el gobierno Mexicano llevó a cabo en el estado de Guerrero, dejando más de 600 desaparecidos, 300 de ellos tan solo de Atoyac, población donde Lucio Cabañas era profesor antes de subirse a la sierra a echar balazos contra “Don Gobierno” representado por el cacique Rubén Figueroa Figueroa. Lucio Cabañas, maestro rural guerrerense asesinado por el ejército en 1974, encabezó uno de los movimientos guerrilleros más importantes en México durante los años sesenta y setenta. Su recuerdo y la memoria de la lucha campesina en la sierra de Guerrero que tantos muertos y desaparecidos ha dejado a su paso, permanecen vivos aún y representan un símbolo libertario de compromiso por los pobres. Los testimonios de ex-guerrilleros y compañeros de armas, de simpatizantes, de familiares y sobrevivientes, de historiadores y sociólogos, no sólo reconstruyen la historia de Cabañas, sino que contribuyen a la reflexión sobre las causas y la recurrencia de los movimientos armados en la lucha social que han caracterizado al México convulso del último siglo.

Lucio Cabañas

Lucio Cabañas Barrientos (El Porvenir, Atoyac de Álvarez, 12 de diciembre de 1938 — Técpan de Galeana, 2 de diciembre de 1974) fue un maestro rural, egresado de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, líder estudiantil y jefe del grupo armado Partido de los Pobres en la sierra de Guerrero, México, durante la década de 1970. Uno de sus tíos Pablo Cabañas estuvo combatiendo junto a Silvestre Mariscal, Prisciliano Padilla, Baldomero Vidales, Amadeo Vidales y Abacuc Román Godínez, así como con Jacobo Gámiz hermano del dirigente magisterial, campesino y guerrillero Arturo Gámiz que comandó el asalto al cuartel de Madera.


La experiencia de Lucio como maestro rural comunista

Lucio nació el 12 de diciembre de 1938 en el seno de un hogar campesino. Su abuelo paterno había sido zapatista y su tío Pablo, había participado en la guerrilla de los hermanos Vidales en la década de 1920. Cursó su educación básica en la localidad de El Cayaco. Posteriormente en febrero de 1956, ingresó a la Normal de Ayotzinapa. Rápidamente se posiciona como líder estudiantil de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa e ingresa a las Juventudes del Partido Comunista. Su formación política se inició en la Asociación Cívica Guerrerense (ACG), que en ese entonces dirigía Genaro Vázquez. Posteriormente fue elegido Secretario General de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México, para el periodo de 1962-1963. Lucio decide alejarse de la ACG para acercarse más al Partido Comunista Mexicano (PCM). Al recibirse como maestro es asignado al ejido de Mexcaltepec en la sierra, a una decena de kilómetros de Atoyac. Este ejido contaba con recursos forestales que habían sido usurpados por una compañía maderera. Es en este momento cuando organiza a los campesinos para reivindicar sus derechos sobre los bosques. Esto provoca que sea transferido a la escuela Modesto Alarcón en Atoyac.

Desde su nuevo lugar de trabajo sigue asesorando a los campesinos lo cual provoca roces con las autoridades. Y es enviado esta vez hasta una escuela en el estado de Durango, en el año de 1965. Sin embargo gracias a las presiones del Movimiento Revolucionario Magisterial es reubicado en el municipio de Atoyac.

A principios de abril de 1967, Lucio y algunos profesores de la escuela Juan Álvarez, con otros miembros de la ACG, de la Confederación Campesina Independiente y de las colonias populares, fundan el llamado Frente de Defensa de los Intereses de la Escuela Juan Álvarez. Lucio Cabañas convoca a una manifestación pacífica en Atoyac, el 18 de mayo de 1967. Con el fin de desalojar la Plaza Cívica intervino la policía judicial del estado, dándose inicio así a una balacera general, cuyo principal blanco era el propio Lucio Cabañas.



La clandestinidad

Después de la masacre Lucio se ve obligado a internarse en la sierra de Guerrero. Durante este periodo Lucio recorre los poblados y rancherías de la sierra con algún compañero eventual. Esto le permite encontrar los contactos que le ayudarán a formar el Partido de los Pobres y su Brigada de Ajusticiamiento.

En abril de 1974 la guerrilla dirigida por Lucio Cabañas decide llevar a cabo el secuestro de Rubén Figueroa, senador de la República y candidato a la gobernatura del estado de Guerrero. Lucio y Figueroa acuerdan una reunión para el 30 de mayo de 1974 a las 9 de la mañana, en un cruce de caminos que conducían de San Jerónimo a la localidad de El Ticuí, muy cerca de Atoyac.

Después de este acontecimiento el estado responde con toda su fuerza contra la guerrilla de Lucio Cabañas e inicia su persecución.

La madrugada del 2 de diciembre de 1974 se dio el último enfrentamiento con tropas militares, iniciándose un tiroteo en la selva cafetalera El Otatal. Lucio Cabañas, al percatarse de que no había salida y evitar caer en manos del ejército, gritó a sus persecutores: "¡Hasta que se les hizo! ...Pero les aseguro que no les voy a dar el gusto de que me maten ustedes", enseguida se colocó el cañón de su rifle M-2 en el cuello y jaló del gatillo, cayendo herido mortalmente. El capitán Bravo Torres corrió hasta el cuerpo y le disparó el tiro de gracia.

Fuentes de Información: Morelia Film Fest, Wikipedia, Enlace Zapatista.



lunes, 3 de febrero de 2014

Edifício Master

Dirección y guión: Eduardo Coutinho. 
Producción: Beth Formaggini, Mauricio Andrade Ramos, João Moreira Salles. 
Fotografía: Jacques Cheuiche. 
Edición: Jordana Berg. 
Sonido: Valéria Ferro
País de producción: Brasil
Año: 2002 
Duración: 110 min.
















Siete días compartidos con la vida diaria de las familias que habitan en un edificio residencial de 276 apartamentos en Copacabana. Las historias que la cámara va revelando son, entre otras, la de una pareja de edad madura que se ha encontrado por medio de un aviso clasificado; la de una prostituta que mantiene a su hija y a una hermana; y la de un portero que sospecha que su padre adoptivo es en realidad su verdadero padre, entre otras. Ellas van formando un panorama de la actual vida urbana en Brasil. *1


Edificio Master 
por Carolina Astudillo *2 

Una de las características del cine de Eduardo Coutinho es su particular mirada de Brasil, alejada de las postales turísticas o de los reportajes de denuncia social a los que estamos habituados. Heredero del cinéma verité el director retrata a su país a través de unas personas quienes, la mayoría de las veces, habitan en espacios reducidos y cuya voz puede extrapolarse a cualquier temporalidad. Y si Babilônia 2000, refleja la vida de los habitantes de una favela, Edificio Master indaga en la existencia de treinta y siete vecinos de un edificio de doce pisos ubicado en Copacabana, Río de Janeiro.

Las vivencias de sus personajes, a menudo conmovedoras, y la posibilidad que tienen de reinventarse en su capacidad imaginaria, es lo que hace de Edificio Master, una película que reivindica al cine de la palabra. A Coutinho, como comenta él mismo a menudo, le interesa lo que el personaje transmite durante el rodaje. Ese momento ritual que se produce gracias a la presencia de la cámara, un momento único e irrepetible, capaz de trasformarlo todo.

Por esta razón, el realizador opta por una economía narrativa. No existen imágenes de archivo que apoyen los testimonios de los protagonistas, ni banda sonora. Sólo sus gestos, el tono de la voz, los silencios y la postura del cuerpo. Tampoco vemos el edificio en su totalidad, únicamente los pasillos, algunas habitaciones vacías y los espacios donde los personajes cuentan sus historias.

El director descubre a sus entrevistados en el momento del rodaje. De ahí que el azar también sea un elemento importante en su cine, pues no sabe el modo en que actuarán frente a su presencia. En una opción que pretende abrirle la puerta a la espontaneidad, el brasileño prescinde del “luz, cámara, acción”, y sus preguntas no se relacionan con temas que puedan suscitar juicios de valor, ya que para él lo central está en las historias de vida.

En Edificio Master Coutinho y su equipo participan en la acción. Al inicio del documental la voz en off (que sólo se escuchará en esa oportunidad) relata que la producción alquiló un departamento por un mes y filmó durante una semana. Así los vemos en varias ocasiones, a través de la pantalla de una cámara de seguridad, caminando por los estrechos pasillos de uno de los pisos del edificio (imágenes utilizadas reiteradamente como transición de una escena a otra), entrando en las habitaciones, pidiendo silencio a los vecinos o conversando con los entrevistados. Con este recurso autorreferencial, el cineasta no sólo quiere enfatizar que se trata de un meta-filme, como lo ha hecho desde Cabra marcado para morrer, (mostrando las cámaras, el equipo e informando sobre las circunstancias del rodaje), sino que deja claro que no hace películas sobre los otros, sino con los otros. En una de las escenas, Juan, un desempleado que aun sufre por la muerte de sus padres, le pregunta a Coutinho si éste puede darle trabajo, a lo que él responde con un “No tengo empleo, pero lo entiendo”. En otra, una joven prostituta confiesa haberle mentido al equipo de producción el día anterior.

En palabras del director “Lo único que es real es el encuentro entre el documentalista y el personaje –el acto de rodar-, y esa realidad ya me basta. Yo registro ese encuentro. Es un filme. Mi cámara es visible y yo, (…) estoy allí interactuando con las personas. Es un intercambio. Los propios personajes se refieren a ese acto.”

Aunque la mayoría de los habitantes de Edificio Master han lidiado con la adversidad, la mirada de Coutinho dista de ser piadosa. Se trata de sobrevivientes que se reinventan a través de los recuerdos, la expresión artística o la compañía de otro. Y es que tal como lo sentencia el administrador: “La realidad es el funeral de las ilusiones”. Por lo mismo, no es casual que muchos de sus personajes canten, como Enrique, un solitario que resume su vida en cada estrofa de My Way; Jasón, autor de la samba Favela o Nadir, interpretando una canción que apela a la nostalgia.

Solitarios, desolados, melancólicos, esperanzados, una fauna de seres humanos que habitan un edificio de doce pisos, emplazado a metros de una de las playas de Copacabana.


Fuentes de información: *1 FimlAffinity, *2 Blogs&Docs.

Ver en V.O.. en Youtube.

Masterclass Eduardo Coutinho




Entrevista realizada por Sergio Oskman a Eduardo Coutinho en la ECAM, Madrid el 22/02/2013 después de la proyección de la película "Edificio Master".

Eduardo Coutinho está considerado uno de los documentalistas más importantes en la actualidad. Su trabajo se caracteriza por la sensibilidad y por la capacidad de oír al prójimo, registrando sin sentimentalismos las emociones y aspiraciones de las personas comunes, sean campesinos delante de procesos históricos (Cabra Marcado para Morrer), o vecinos de un enorme edificio de clase media-baja en Rio de Janeiro (Edificio Master), entre otros.