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miércoles, 17 de octubre de 2012

Entuziazm - Simfoniya Donbassa


Título original: Ентузіязм: Симфонія Донбасу) (Entuziazm: Simfoniya Donbassa, Entusiasmo o sinfonía del Donbass)
Dirección: Dziga Vertov
Fotografía: B. Cejtlin Edited
Montaje: Elizaveta Svilova
Música: Dziga Vertov
Productora: Kyivska Kinofabryka, Ukrainfilm
Formato: 35mm, B/N, Sonido.
País de producción: 1931
Año: U.R.R.S.S.
Duración: 65 min.


















Para su primer filme sonoro, Vertov tenía un propósito radical: explorar el sonido directo y sus posibilidades expresivas como nadie lo había hecho. Entuziazm es una obra única en la que los sonidos (en particular los industriales) dialogan con voces y músicas. Muy pocos la comprendieron en su día, aunque un Chaplin entusiasmado escribió: «Jamás había imaginado que unos sonidos mecánicos podían organizarse con tanta belleza. Considero Entuziazm como una de las sinfonías más conmovedoras que he oído en mi vida. Dziga Vertov es un músico. Los compositores deberían aprender de él». El filme fue posteriormente olvidado y no se redescubrió hasta las vanguardias de 1960. En Restoring ‘Entuziazm', Peter Kubelka, en la mesa de montaje, revela el trabajo de Vertov así como las especificidades (materiales) del medio cinematográfico y la particular relación entre imagen y sonido.
CCCB. *1


Ver sin Vertov

“Aunque no tan poderosa visualmente como su obra silente, Entusiasmo, primera película sonora del director, deja clara la intención de Vertov de utilizar los sonidos como notas de una sinfonía, sin ninguna pretensión de continuidad naturalista, intentando llevar a la práctica sus ideas del “radio ojo”, tal y como había hecho con las del “cine ojo” apenas dos años atrás. No es difícil imaginar que el cine estalinista había pensado otros usos más “utilitarios” para la imagen hablada. La película fue muy bien recibida en el extranjero (son famosos los comentarios elogiosos de Chaplin) pero en su país tuvo que hacer frente a la crítica implacable que le acusaba, muchas veces indirectamente, sin citarle, de estar empeñado en un cine corrompido por el formalismo. Vertov tardó tres años en volver a dirigir. En Tres cantos a Lenin planteó un nuevo ensayo con el sonido, esta vez sobre la estructura de tres cantos populares de Uzbekistán: una película más lírica y probablemente menos críptica y más directa, pero el cine oficial volvió a cargar contra la incompatibilidad ideológica de un director que, por otra parte, tampoco hallaba en el público el respaldo necesario para mantener su terquedad experimental. (…) En 1935 Vertov anotaba en su diario: ‘Mi enfermedad se ha desarrollado como consecuencia de una serie de golpes a mi sistema nervioso. La historia de mi enfermedad es la historia de mis disconformidades, de las humillaciones y los ataques nerviosos conectados con mi rechazo a abandonar el trabajo en el terreno del documental poético’”.

Extraído de Ver sin Vertov. Una introducción a cincuenta años de cine de no-ficción ruso y soviético (1954-2004) de Carlos Muguiro.*2





Fuentes de información: Divx Clasico (Informacion, extras y Elinks), *1 CCCB*2 Blogs & Docs,








Tambien puedes ver un extracto, seleccionado por Naranjas de Hiroshima:



Y como extra, tres piezas sonoras del maestro Dziga Vertov, extraidas del album Baku: Symphony Of Sirens. Sound Experiments In The Russian Avant Garde, disponible en este blog: EXT ETC, o para escuchar online en Youtube  Grooveshark.

 
 

viernes, 5 de octubre de 2012

El Acordeón del diablo


Título original: El Acordeón del diablo
Dirección: Stefan Schwietert
Intervienen: Francisco Rada, Antonio Jamarillo, Manuel Rada Oviedo, Alfredo Gutiérrez, Israel Romero, Jose Romero, Rafael Valencia
Año: 2000
País de producción.: Alemania, Colombia, Suiza
Duración: 84 min.





















Un barco alemán repleto de acordeones con rumbo a Argentina naufraga en una remota playa del caribe. Los nativos, que hasta ese entonces solo habían contado con los tambores de los africanos y las flautas de los indígenas, aprenden por si mismos a tocar este instrumento. Uno de ellos, de nombre Francisco Rada, adquiere singular virtuosismo en este instrumento y alegra a su pueblo con su don. El Diablo, celoso de sus cualidades musicales, lo reta un día a un duelo de acordeones, en el cual es vencido. Por su valor, el músico es desde entonces rebautizado como Francisco el Hombre.

Esta bien pudiera ser una fábula extraída de alguna novela de Gabriel García Márquez, pero es la verdadera historia del nacimiento del vallenato en Colombia, según el documental germano-suizo “El acordeon del Diablo” del director alemán Stefan Schwietert. 

Francisco el Hombre en realidad existe, y en el año 2000 tenía 92 años y unas cualidades interpretativas y mentales intactas. Comenzó a tocar el acordeón a los 4 años y se le considera como uno de los fundadores del vallenato. Hizo su carrera tocando de pueblo en pueblo y de fiesta en fiesta por unos cuantos pesos. En la película oímos de su propia boca su historia, sus canciones, su vida personal, y vemos su habilidad musical y la casi total pobreza en la que vive. Oímos además interpretaciones de otros músicos famosos de Colombia que rinden homenaje a Francisco Rada, y vemos su forma de vida, su idiosincracia, sus problemas y sus anhelos. Hay escenas en verdad memorables, como un duelo de acordeones entre dos jóvenes intérpretes herederos de la tradición de Francisco, y otra, en la cual unos músicos de orígen seguramente africano interpretan una maravillosa pieza en los tambores. Un documental muy agradable y lo recomiendo ampliamente. Además los ávidos lectores de García Márquez pueden satisfacer su curiosidad viendo en carne y hueso a las personas y los paisajes que inspiraron la obra del colombiano.





Extracto de el artículo "Una familia de artesanos colombianos reinventa el acordeón vallenato"


El organetto, del cual deriva el acordeón, lo patentó en Viena el austríaco Cyril Demian en 1829, y nadie discute su papel protagonista en la música vallenata de la costa norte de Colombia.

La historia de cómo llegó el acordeón a Colombia a finales del siglo XIX no está clara. Unos dicen que lo trajeron los marinos europeos que llegaron a la Guajira (península fronteriza con Venezuela) y otros afirman que un barco alemán naufragó y los indígenas cogieron los acordeones y aprendieron a tocarlos.

El cineasta alemán Stefan Schwietert cuenta en su documental “El acordeón del diablo” que un nativo llamado Francisco Rada se volvió un virtuoso del instrumento y en una pelea con el diablo, lo vence, y desde entonces se le conoció como “Francisco El Hombre”.

A partir de ahí nació la leyenda en torno al vallenato, un género musical que cuenta historias de amores y tradiciones de los pobladores del norte de Colombia y que muchos años después se popularizó a nivel mundial gracias al cantante Carlos Vives.

Su principal exponente artístico fue el maestro Rafael Escalona, autor e interprete de “La casa en el aire”, y desde 1968 se celebra el Festival de la Leyenda Vallenata sobre una tarima llamada “Francisco El Hombre”, en Valledupar, la capital del César.

El mismo Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez llegó a afirmar que “Cien años de soledad” era “un vallenato de 350 páginas”.

En esa joya literaria García Márquez pone a Aureliano a tocar el acordeón, del que dice “aprendió a tocar el fuelle nostálgico de oídas”, convencido de que cuando se escucha este instrumento a uno se le “arruga el sentimiento”.

Y para Domingo Vega, “el acordeón es un sentimiento grande, es casi el corazón de la humanidad, es un sentimiento que a pesar de que se toca con los dedos llega al alma”.*1



lunes, 1 de octubre de 2012

Recuerdos del Porvenir

Título orginal: Le Souvenir d’un avenir
Dirección: Yannick Bellon, Chris Marker.
Guión: Yannick Bellon, Chris Marker.
País de producción: Francia
Idioma: Francés con subtítulos en castellano.
Año: 2001 
Duración: 41 min.





A partir de los archivos de la fotógrafa Denise Bellon (1902-1999), Chris Marker y Yannick Bellon, hija de la fotógrafa, reviven sus retratos de la Francia de preguerra, de la África colonial, de sus protagonistas célebres y anónimos, de sus contiendas y revoluciones... Una mirada lúcida sobre la memoria de la historia a partir de los excepcionales retratos de una fotógrafa que supo mirar un presente convulso que contenía las huellas de su porvenir.


Entre la amplia y, sobre todo, multiforme obra de Chris Marker, se puede acudir a Recuerdos del porvenir (Le souvenir d’un avenir, 2001), por ejemplo, para rendirle el homenaje privado, tras su muerte el pasado domingo a los 91 años. Tras ese precioso e intrigante título se esconde otra película realizada con la misma estructura que su célebre La jetée (1962): un montaje de fotografías con una voz en off que, más que narrar o describir al modo de un documental, elabora un ensayo lleno de hallazgos.




Las fotografías, magníficas todas ellas, pertenecen a una artista, Denis Bellon, que las realizó entre 1937 y 1956. Marker rebusca entre más de 2.500 fotos y elabora con ellas una narración que no es biográfica, en principio, sino como una consecuencia: la vida y las inquietudes de Bellon acaban aflorando a retazos y se revelan en su obra organizada por Marker. 

La película, revela muy bien la insólita capacidad de Chris Marker para relacionar ideas, la base del montaje cinematográfico, aunque lo haga con fotografías. A pesar de que el origen sea el contrario, parece que Marker encuentra una imagen perfecta para cada una de sus ideas. La primera de ellas es extraordinaria: cómo esas fotos de los años 30, recogen la herencia de la guerra pasada (la Gran Guerra que iba a acabar con todas las guerras), pero también predicen de alguna forma la Segunda Guerra Mundial. Marker elabora un acercamiento tan somero como preciso a algunos de los grandes acontecimientos del siglo por medio de pequeñas ideas que nada tienen que ver con el repaso histórico-enciclopédico. Y parece que Denise Bellon siempre estaba en el lugar adecuado para documentar esas ideas del porvenir de Marker. Aunque en realidad fuera al revés, claro. 




Desde una exposición de los surrealistas en París, hasta la expo universal de 1937 en la que estuvieron frente a frente los pabellones de Alemania y Rusia que Marker ‘descubre’ en la lejanía de una foto de la Torre Eiffel, el Frente Popular, la Ocupación, los juegos olímpicos de Helsinki…todo está conectado en las fotos de Bellon ‘leídas’ por Marker. Y no sólo ese tipo de acontecimientos históricos: Marker descubre que Bellon hizo la única foto existente de la bañera de la casa de Henri Langlois llena de latas de películas; así comenzó el primer archivo de preservación del cine del creador de la Cinemateque Française, inicio y modelo de todas las filmotecas del mundo. Todo fluye, todo está conectado en esta memoria futurista de Chris Marker. (...) 


Fuentes de información: Texto de Ricardo Aldarondo, tomado de Diario Vasco, Información y descarga directa Arsenevich,