martes, 23 de octubre de 2007

Del olvido a la memoria - Presas de franco

Dirigido por: Jorge Montes Salguero
Producido por: Lua Multimedia
Año: 2007














Jorge Montes Salguero, Subdirector General de la Biblioteca Nacional , responsable de la dirección histórica de este documental en el que 10 mujeres republicanas recuerdan su calvario en las cárceles franquistas.

“Algunas le pusieron cuñas en las uñas; a mi cuñada corrientes en los dedos y en los pezones; a algunas las han violado”; “como primero pegan y después preguntan, me pegaron”. “Peque, nos han puesto pena de muerte. Yo le dije: pero, Virtudes, ¡te conmutarán!”.

Estos son algunos de los testimonios de diez mujeres republicanas en las cárceles de Franco que Tomasa Cuevas, una ex militante del Partido Comunista que pasó más de 6 años de su juventud en prisión, recogió en una vieja grabadora escondida en su bolso para que no se perdieran en el olvido.

Ahora, 65 años después, la productora Lua Multimedia ha reconstruido para laSexta los testimonios de 10 mujeres que sufrieron aquel calvario, algunas durante más de 20 años entre rejas, en el documental “Del olvido a la memoria. Presas de Franco”, de cincuenta minutos de duración.

Bajo la dirección histórica de Jorge Montes Salguero, subdirector de la Biblioteca Nacional, y la producción ejecutiva de Manuel Campo Vidal y Agustina Sangüesa, el documental recoge los recuerdos en prisión, tras la Guerra Civil, de Tomasa Cuevas, Trinidad Gallego, María Salvo, Concha Carretero, Nieves Torres, Soledad Díaz, Angustias Martínez, Julia Manzanal, Carmen Rodríguez y Maria Cuesta, ancianas que actualmente rondan los 90 años y otras los superan.

En el documental participa también la escritora Teresa Pàmies quien, en el exilio, ayudó a Tomasa Cuevas a recopilar y editar, en la trilogía “Testimonio de mujeres en las cárceles franquistas” las experiencias de mujeres que sufrieron la represión franquista.

La escritora catalana destaca, en el documental, la importancia de la labor de Tomasa, una mujer sin estudios, nacida Brihuega (Guadalajara) que como consecuencia de las torturas que padeció durante los más de seis años que estuvo en prisión, hoy es una anciana de 89 años, con lesiones medulares que le obligan a estar en una silla de ruedas, hospitalizada en una residencia.

El documental recrea, en la cárcel de Segovia, imágenes de aquellos años posteriores a la Guerra Civil, cuando muchas mujeres eran llevadas por la Policía Político-Social de Franco a la Dirección General de Seguridad. En los sótanos eran sometidas a brutales interrogatorios que les han dejado secuelas para toda la vida. Durante su estancia en prisión eran continuas las visitas a estos calabozos.

“Cuando se oía decir: te llevamos a diligencias, suponía comenzar la tortura de nuevo”, asegura en el documental Maria Salvo, una catalana, nacida en Sabadell, militante en las Juventudes Socialista Unificadas, que pasó 16 años en prisión, donde fue torturada y, como consecuencia de las palizas, no ha podido tener hijos.

“Yo hubiera preferido que me siguieran dando palos antes que ver a una compañera salir para no volver. Eso lo digo con el corazón y no encuentro palabras para describir eso porque eso es muy duro”, añade Concha Carretero, una de las condenadas a muerte que escapó del fusilamiento de las 13 rosas, como se denominó ese expediente de la cárcel de Ventas, una prisión con capacidad para 500 mujeres y que en esos años llegó a tener 12.000 reclusas.

“Del olvido a la memoria” describe la miseria y las injusticias que sufrieron muchas mujeres, en especial, las presas que parían entre rejas. “Las madres, oían llorar a sus niños y los veían pero no podían ir y, si los niños estaban enfermos, tampoco. Y la que paría, iba 5 minutos a darle el pecho, no más”, relata Trinidad Gallego, una comadrona que, durante los casi 8 años que pasó en prisión, asistió a múltiples partos en diferentes cárceles.

Fuentes de información: Rebeldemule




Extras:


Las Trece Rosas Rojas : Que mi nombre no se borre de la historia


Las Trece Rosas es el nombre colectivo que se le dio a un grupo de trece muchachas, la mitad de ellas, miembros de las JSU Juventudes Socialistas Unificadas, fusiladas por el régimen franquista en Madrid, el 5 de agosto de 1939, poco después de finalizar la Guerra Civil Española. Sus edades estaban comprendidas entre los 18 y los 29 años.




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